En esto de los blogs puede ser conveniente explorar las distintas maneras de tomarse uno un respiro. Si no directamente dejar de escribir, que significa la renuncia y el abandono; sí, al menos, hacerlo con otro aire. Con una intención renovada.

Por ejemplo, si normalmente se escriben las entradas con la mirada al frente, escribir de cuando en cuando alguna con la vista atrás; si, habitualmente se escribe con la cabeza inclinada hacia abajo, de cuando en cuando cambiar y escribir una mirando al techo. Algo parecido a lo que decía don Enrique Tierno Galván cuando indicaba cómo hay que leer:

Hay que leer como beben agua las gallinas. De cuando en cuando haciendo una pausa y levantando la cabeza para permitir que el trago pase por el gaznate.

Así, cada cierto tiempo puede ser oportuno elegir la frase más rotunda, llamativa o espectacular de las entradas anteriores y dar unas vueltas a su alrededor, para luego intentar exprimirla, es decir obtener de ella explicaciones que pueden contener significados nuevos e inesperados.

De las entradas precedentes y sin ánimo de relegar a un segundo plano brillantes ideas de autores tan relevantes como Fernán Gómez, Foucault, Saint-Exupéry, Toynbee, Unamuno o Wittgenstein, me quedo con una frase de Ortega para comentar en esta entrada en profundidad .

El verdadero significado del saber es, ni más ni menos, que el de: saber a qué atenerse.

Me quedo con esta frase para comentar porque es grande: su grandeza consiste en decir que todo el saber de los autores mencionados, es decir: Fernán Gómez, Foucault, Saint-Exupéry, Toynbee, Unamuno o Wittgenstein y de otros, así como el saber de todos los científicos, biólogos,……..ha de quedar un día reducido, por nosotros mismos o por la posteridad, a saber a qué atenerse. Puesto que esto ha de ser así, vale más tener conciencia de ello y aplicar esta realidad en nuestro quehacer cotidiano. Preparar el camino significa preguntarse: ¿lleva la ciencia camino de mejorar este querido objetivo nuestro de saber a qué atenerse?. Pregunta que no es para que yo la responda así de sopetón, sino para que todos reflexionemos cuidadosa y habitualmente acerca de su enorme contenido.

Ya por haber pensado algo acerca de la frase, veo yo más claro cómo es posible que, por pueblos y aldeas hayan existido, existan y existirán personas colmadas de sabiduría sin necesidad de apenas haber pisado la escuela. Pastores que cuidan a su rebaño, hombres y mujeres que atienden sus labores  pueden ser ejemplo de este saber a qué atenerse orteguiano sin tener nada que envidiar del propio maestro ni de Unamuno, Wittgenstein o Toynbee. Pero, si el verdadero saber es ni más ni menos que eso: saber a qué atenerse, entonces, ¿en qué universidad, pública o privada; estatal, real o imaginaria, podríamos aprenderlo?…….

Frase de aplicación infinita, especialmente hoy en la época de la ciencia mercantilizada y, en particular, en el campo de la Biología, porque ….¿Se diseñan y se hacen muchos experimentos hoy en día para saber a qué atenerse?. O, por el contrario ¿existe cierta propensión al experimento-rutina, al experimento por, precisamente, no saber otra cosa a la que atenerse?.

En un mundo en el que el saber a qué atenerse de Ortega va siendo substituido cada vez más por el tener fondos a los que atenerse, la filosofía, el saber no es que vaya quedando para mentes frívolas, es que simplemente, no es considerado. Por mucho que se hable de Ortega y se diga cuánto se le añora, no……..Ortega es hoy incomprendido. Su época ya no es la nuestra. Su episteme tampoco. ¿Cuál es la episteme de hoy?. ¿En qué consiste hoy el saber a qué atenerse orteguiano?. Lo iremos viendo poco a poco, de momento decir que su definición no es tarea fácil, precisamente porque la tarea de analizar y definir hoy algunos aspectos del saber puede resultar en cambios notables. Lo que se hace en y lo que se dice de la biología tiene una enorme influencia en el Mundo.

Por eso nos interesa definir bien la palabra biología.

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2 comentarios

  1. La frase de mucha sabiduria, pero no hay que aplicarsela a Tierno Galvan, como veo que en muchos sitios se atribuye, no se de quien es pero también me la decia mi abuelo, que por edad podría ser el padre de Tierno, supongo que dado la tendencia que mi abuelo tenía a los latinagos, y no sería de estrañar que Tierno Galvan también lo fuera, supongo que la frase tendría un origen latino

  2. Gracias Antonio. Supongo que más de la mitad de las veces que se atribuyen frases a un autor, éstas no son originalmente suyas sino de otros. No hay nada nuevo bajo el sol. Pero en este caso era ocasión para recordar la figura de don Enrique Tierno, perteneciente al reducidísimo conjunto de los políticos de grata memoria.

    Un cordial saludo,

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