Hormigas y Hormigueros: Civilizaciones y Megapolis Invisibles Bajo Nuestros Pies (Bioingeniería Edáfica)

Para Graciela Sacco y

Régulo León Arteta

 

¿Cuando usted posa sus pies encima de un hormiguero sabe que asienta su masa sobre una “ciudad estado” del tamaño de una megapolis humana? ¿Conocía que su complejidad estructural rivaliza con nuestras urbes más pobladas? Muchos investigadores comentan que los hormigueros se comportan como un superorganismos. No estoy seguro que tal metáfora sea adecuada, lo cual tampoco significa que la critique. Honestamente albergo mis dudas, pero no descarto la hipótesis. ¿Son también nuestras ciudades Superorganismos? De cualquier modo, el contenido de este post, así como los videos os dejarán asombrados.

 

 

 

Un hormiguero visto desde la superficie del suelo.

Fuente: Mundo de Gea

 

Ya os comentamos que el suelo, gracias a la acción de la vida que alberga, así como de las raíces que en el se instalan, posee una estructura enormemente porosa y heterogénea. Por esta razón en el post titulado ¿Cuanto mide un metro cuadrado de suelo? Os intentaba demostrar como tal área, estimada por nosotros desde el exterior  podía realmente atesorar una interfase suelo (tierra)-atmósfera de decenas o cientos de metros de superficie “real”. Son muchos los organismos que realizan tal tarea, como pudisteis leer en este otro post: “Biología del Suelo: Donde También Importa el Tamaño (De la Microfauna a los Ingenieros del Sistema). Como nos contaba Régulo, a la hora de remover el suelo, y darle porosidad debemos tener en cuenta que diferentes taxa poseen rangos de tamaño muy dispares, cuestión que explicamos e nuestra entrega: “Clasificación de los Organismos del Suelo por Tamaños”. Los efectos de cada tipo de taxón biológico pueden ser diferentes, tanto en lo que concierne a la mejora de su estructura, como en los referentes a la aireación, es decir actuando sobre  la Atmósfera del Sistema Edáfico, con vistas a mejorar su ventilación.

 

 

Ya os comentamos en el post “Horizonación versus Haploidización: Mecanismos Naturales de Destrucción de los Horizontes del Suelo” muchos de los organismos que habitan en el suelo son unos extraordinarios e incansables bioingenieros que colaboran eficazmente en conformar la estructura de esponja que diferencia a los suelos de las rocas, muchos menos eficientes a la hora de soportar la vida.

 

En determinadas circunstancias, si ciertas especies del batallón de bioingenieros edáficos alcanzar una gran abundancia (en términos de individuos y biomasa) pueden alterar la tendencia general de los medios edáficos a formar horizontes, remozando los materiales de abajo arriba y viceversa. De hecho, pueden llegar a trasportar ingentes cantidades de partículas, como hoy demostraremos con un mero ejemplo. Se trata de las hormigas y sus hormigueros, aunque podríamos también hacerlo de los termiteros. Con tal motivo haremos uso de dos videos, uno breve y en portugués y otro parecido, aunque más largo (unos seis minutos), en la lengua del imperio (el suahili). No obstante, hemos realizado un resumen de sus contenidos que a continuación os exponemos. Sin embargo, cabe mentar que no todas las especies de termitas y hormigas construyen edificios de complejidad equiparable. También es obligatorio enfatizar que otras especies, como las lombrices, remueven y estructuran también enormes cantidades de suelo sin elaborar tales obras.

 

En uno de los videos se comenta que el investigador Louis Forchi, fue el responsable de analizar la estructura del hormiguero. Sin embargo, os adelantamos que no hemos encontrado en el ciberespacio ningún experto en el tema que tenga tal nombre y apellidos.

 

Sea como sea,  os mostramos ahora los principales rasgos de estas estructuras, por cuanto pueden competir con la de cualquier megapolis moderna. ¡Impresionante!.  Conviene que os acordéis que el ser humano ha emulado la habitación de este tipo de infraestructuras, como os describimos en el post titulado “Civilizaciones Bajo el Suelo, o la Increíble Historia de los Hombres Termita (Ciudad Subterránea de Derinkuyu y Algo Más)”. Al comparar este y aquél, observaréis grandes semejanzas. Sin embargo, cabe mentar que, en comparación con las ciudades-estado de estos insectos sociales, se trataría de “pueblecitos” frente a gigantescas ciudades (al tenemos en cuenta el tamaño de la especie humana y las hormigas y las transformaciones de escala que implican).

 

 

 

Una vez seleccionado el hormiguero, y al objeto de analizar su estructura interna, tuvieron que inyectar paulatinamente por la salida principal (o una de ellas) hasta 10 toneladas de cemento, tarea en la que se tardó varios días. Una vez fraguado, y al estilo del que se hace uso en investigaciones arqueológicas, fueron excavando poco a poco hasta dejar un molde la estructura interna del hormiguero. La visión que ofrecen ambos videos es formidables, impresionante. Básicamente lo que he podido extraer de los subtítulos del libro nos informan de que:

 

Existían varias entradas subterráneas que conectaban con la cámara principal. Los conductos se ramificaban sin cesar. No obstante, la estructura jerárquica quedaba truncada por otros que conectaban los primeros generando una estructura en red que permitía acortar mucho las distancias de recorrido que hubieran sido necesarias siguiendo tan solo las primeras. Detectaron los abundantes huertos que cultivan esperadamente los individuos del hormiguero con vistas a criar hongos, así como canales de ventilación con vistas a airear eficientemente toda la estructura del edificio. El resultado era una inmensa megapolis que escondía bajo el suelo más de 536 m2 de su superficie. Obviamente al área real de toda la serie de canales y galerías necesariamente superaría varios miles  de metros o algunos kilómetros. La Ciudad alcanzaba una profundidad de unos 8 metros. Si he entendido bien, a escala humana (comparando el tamaño de una hormiga y un hombre) sería equivalente, más o menos, a un abismo de 1.000 metros. Del mismo modo, al parecer cada hormiga puede cargar en el movimiento de tierras hasta cuatro veces su propio peso en cada viaje. Sea cose sea, este equipo de investigadores estima que habían removido un mínimo de 40 toneladas de suelo. 

 

Una vez más las sociedades humanas parecen ser un fiel reflejo de la naturaleza. Hemos inventado mucho menos de lo que nuestra prepotencia nos permite reconocer. Dado el crecimiento poblacional y la falta de espacio en la superficie que ya comenzamos a padecer, con vistas a compatibilizar todas nuestras crecientes demandas de usos del suelo, pronto nos veremos obligados a emular a las hormigas. Más vale que comencemos ya a aprender de ellas.   

 

Juan José Ibáñez

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5 comentarios

  1. Juanjo gracias por la dedicatoria, a pesar de mi ya prolongado ataque de fiaca. He invitado a algunos biologos de suelos a participar, se los voy a reenviara a ver si se animan

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