¿Podemos Salvarla? Así comienza uno de los capítulos que el monográfico del mes de Noviembre de 2008 publicó Nacional Geographic España. La traducción a nuestro idioma de esta revista lleva dos meses de retraso respecto a la versión original inglesa. Ya hablamos en su momento del contenido de aquella en nuestro post: El Futuro Descansa Bajo Nuestros Pies: Nuestra Buena Tierra …. Sin embargo permitirme un pequeño inciso. Mientras que en la edición suahileña el tema aparecía en portada, el la española la han relegado al final, sustituyendo la foto de aquella por “El último Neandertal”. Lamentablemente, me da la impresión que quedan algunos en las editoriales españolas. Desde luego, de este homínido no dependerá nuestro futuro, mientras que del suelo sí. En este país de corruptela urbanística generalizada (“Spanish crisis”), hasta en las editoriales se considera que el suelo solo sirve para ser sellado por los sinvergüenzas del “ladrillazo”. En España los suelos no serán mediáticos, mientras que los homínidos extinguidos nos rescatarán de nuestras miserias. ¡Así vamos!. No obstante, por mucho que no lo parezca cuando se visiona la portada se trata de un monográfico dedicado al suelo. Como ya comentamos el que una revista con millones de ejemplares lo reconozca y publicite puede ser un síntoma de un punto de inflexión en la edafología. Ese que parecen querernos robar a los hispanoparlantes.

 

 

Monográfico sobre el suelo. Noviembre 2008

Nacional Geographic España

 

No me extenderé mucho hoy, ya que os comenté sus contenidos en aquel post. Al margen de las impresionantes fotos, que como siempre saca a la luz Nacional Geographics, los textos están bastante bien. Os recomiendo a todos que os lo compréis, a pesar del flaco favor que han hecho a la edafología los sesudos responsables de la versión española. En su página Web aparece en abierto el caso de Haití, ejemplo palmario de cómo la mala gestión del suelo acarrea a la larga miseria y pobreza (posiblemente aquí nos tengamos que comer los ladrillos para rescatar el tesoro subyacente; los odontólogos se frotan las manos). Leerlo por favor, pinchando el enlace de Nacional Geographic que os he proporcionado arriba. Una vez más, el título del artículo de la versión española aparece ligado a deforestación. Pero Haití no perdió sus suelos por la deforestación en si misma, sino porque los suelos que protegían se perdieron arrastrados por la erosión. Vamos que la edición española vuelve a patinar y confundir al ciudadano. Y lamento decir todo esto ya que es una excelente revista de divulgación.

 

 

 

Monográfico sobre el suelo. Noviembre 2008

Nacional Geographic España. Haití y los suelos

 

Haití y la Republica Dominicana conforman una unidad insular, fragmentada por los desafortunados imperios coloniales. Pero los ciudadanos del segundo país deben dar las gracias que no les pasara lo que a sus vecinos. Como disponemos de los datos de suelos, hablaremos detalladamente del tema en otro post. Lo dicho, aunque me cueste decirlo, os sugiero que compréis el número aludido de esta revista en castellano, a pesar de su desprecio por la edafología, que no es más que síntoma de su ignorancia (al contrario que la edición original en suahili). Os dejo con unos párrafos que aparecen en este enlace:

 

Juan José Ibáñez

 

Tierra fértil, tierra yerma: el futuro está en el Suelo que pisamos

Tierra fértil, tierra yerma: el futuro del suelo

PÁG. 54 / NOVIEMBRE 2008 http://www.nationalgeographic.com.es/articulo.jsp?id=1740706.

 

 

El futuro del mundo depende de nuestra capacidad para proteger nuestros suelos. Las explotaciones intensivas han disminuido la superficie de suelo cultivable, agravando la escasez de alimentos. Por Charles C. Mann; fotografías de Jim Richardson

 

Un caluroso día de septiembre, agricultores de todo el estado se reúnen en torno a unas máquinas enormes. Segadoras-trilladoras, empacadoras, subsoladores, cultivadoras, arados de disco y todo tipo de tractores se pueden encontrar en la feria anual de maquinaria agrícola de Wisconsin. Pero las estrellas de la muestra son las grandes cosechadoras, bautizadas con nombres de coche deportivo (Claas Jaguar 970, Krone BiG X 1000…) y pintadas con colores brillantes. Cada máquina pesa 15 toneladas y lleva unos neumáticos de la altura de un hombre. Cuando visité la feria el año pasado, la firma John Deere permitía al público probar su tractor 8530, una maravilla electromecánica tan sofisticada que no tenía ni idea de cómo manejarla. Pero mi ignorancia no era ningún problema, porque el tractor se conduce solo, orientándose por satélite. Me quedé sentado allí arriba, feliz y contento en la cabina con aire acondicionado, mientras las ruedas enormes avanzaban por la tierra.

 

Los granjeros miran ufanos las máquinas que avanzan retumbando por los maizales. A la larga, sin embargo, podrían estar destruyendo su propio sustento. La capa arable del Medio Oeste norteamericano, una de las mejores tierras de cultivo del mundo, se compone de terrones sueltos y heterogéneos con gran cantidad de bolsas de aire entre ellos. Las máquinas grandes y pesadas, como las cosechadoras, apisonan la tierra húmeda y la convierten en una masa indiferenciada, casi en un bloque impenetrable, en un proceso llamado compactación.

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