Hace unos días la en el boletín de noticias “Consumer Eroski“, el periodista Alex Fernández Muerza realizó una entrevista a un experto (Antonio Chamorro)  sobre el jugoso tema  del  marketing ecológico. El título de la misma era: “Muchas empresas están haciendo un falso marketing ecológico». Sinceramente no he analizado el tema de las estrategias del marketing ecológico. Ahora bien, hace falta ser ciego, sordo y tonto para no llevarse las manos a la cabeza ante la desvergonzada publicidad que ciertas empresas realizan de sus actividades y productos. ¿Qué si hay fraude? Pues si, fraude, cara dura, sinvergonzonería, y todos los calificativos que uno quiera buscar en el diccionario. La falta de ética resulta ya tan escandalosa que hasta el Dr. Chamorro se queda corto en mi opinión. Da igual del producto del que hablemos, que van desde las bombillas a campañas institucionales realizadas por los gobiernos locales, autonómicos, municipales e internacionales, pasando (como no) por los de las grandes empresas energéticas, automovilísticas, de transporte aéreo, etc.  Todo vale, por ejemplo, cuando hablamos de cambio climático, pero desde luego que las grandes compañas más contaminantes, como las que basan su negocio en el petróleo y el transporte, se anuncien sin el menor pudor pretendiendo convencernos de sus denodados esfuerzos contra el calentamiento de la atmósfera se me antoja inaceptable. Aquí tenéis un blog llamado “aires de parra”, en donde os informan sobre algunos de estos temas con más conocimiento de causa. También en el blog de Vicent Vercher Garrigós se denuncian estos temas. Obviamente hay muchos más. Sirvan pues de botón de muestra.

 

 

 

Las Empresas energéticas despilfarran ingentes

sumas de dinero en su falso marketing ecológico.

Foto: Blog de Vicent Vercher Garrigós

 

Y como ellos mismos se ruborizan, pues cambian la estrategia y hablan de “marketing ecológico responsable” y a otra cosa mariposa. Tácitamente nos dicen que existe otro totalmente irresponsable. Pero cuanto más se justifican menos confianza me ofrecen. Y desde luego que abundan los cursos y páginas Web sobre estrategias de marketing ecológico. En este mundo globalizante nada es verdad ni es mentira, todo depende de los euros que dilapidan. ¿Verdad?  Uno se siente delante del televisor y ve esos anuncios de “marca”, en los que no se dice nada más que ellos se gastan mucho dinero y no son los responsables (pío pió que yo no he sido). Podría decir que me siento indignado y apelar a la intervención del gobierno con vista a atajar esta pandemia de filibusteros. Pero os mentiría, ya que muchas de nuestras instituciones hacen lo mismo, y os expondré un ejemplo cualquiera. 

 

El misterio del mercurio de las pilas y la propaganda institucional

Érase una vez una megaciudad en un país del que no quiero acordarme. Un día, uno de sus concejales tuvo la brillante idea de colocar pequeños depositarios en puntos estratégicos de la urbe con vistas a que los ciudadanos dejaran allí las pilas de sus múltiples aparatos inalámbricos. De este modo, alegaba la propaganda que se evitaría la contaminación de las aguas y suelos por el mercurio que albergan estas pequeñas “pilas de combustible”. Tiempo después, un buen día, debió pensar que ya habían cumplido su cometido panfletario y fueron sigilosamente retiradas. Pero meses más tarde alguien hurgó en la llaga, y………….

 

En un programa de alta audiencia al que se dominaba Informe Semanal (si no recuerdo mal) se pudo visionar un documental valiente en el que se mostraba como ciertos periodistas de investigación habían intentado seguir el rastro del mercurio contaminante tras el reciclado de aquellas pequeñas fuentes de energía. Sobre el producto en cuestión, decían que estaba previsto que fuera depositado en un lugar seguro de residuos tóxicos. Pero he te aquí que cuando fueron a tal sitio, no había ni rastro de su entrega. Tras una ardua tarea, lograron averiguar que aquél fastuoso reciclaje había logrado concentrar en muchos meses, y para varios millones de ciudadanos, menos de un kilo del tóxico metal. En vistas de su peso ello equivalía, más o menos, a un pequeño botellín que podía meterse en un bolsillo del pantalón. Aunque el departamento encargado de aquella operación “no sabía o no contestaba”, finalmente descubrieron que debido a tal pequeña cantidad, el coste del traslado al recinto de almacenaje señalado, resultó desorbitado a los ojos de los responsables, por lo que sin más remordimientos lo tiraron en un vertedero de aquella gran ciudad. Tal documento gráfico que da muestra de la estulticia de nuestros gobernantes debe estar ubicado en los estudios de la televisión estatal de aquél Estado. No me acuerdo bien de los detalles, pero si del estupor e indignación que me provocó.

 

¿Cuánto dinero se gastaron en colocar los depositarios ciudadanos en publicidad?: ¡Un montón!. ¿Que resultados ofreció en términos ambientales tal fausta estrategia?: ¡Contaminar!. ¿Quienes sufragaron los gastos? ¡Los ciudadanos! Para que seguir ¿Verdad? ¿Cuantos casos diarios deben producirse así a lo largo y ancho de este mundo contaminado?: Innumerables.

 

Pues bien, ya saben, cuando vean un spot publicitario en el que se muestra a una empresa contaminante, bajo un fondo de hermosos paisajes, manifestar sus denodados esfuerzos por salvar al Planeta, no lo duden,………. ¡exactamente lo que piensan!.

 

Juan José Ibáñez          

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Un comentario

  1. Aquí en Hermosillo,Sonora México apareció en el noticiero de ayer que planean poner en los carros recolectores de basura un pequeño recipiente donde colocar esas pequeñas fuentes de energia para su reciclado, ójala y no vaya a resultar en lo mismo que cuenta Juan José Ibáñez

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