Con vistas a la celebración del Congreso Mundial de las Ciencias del Suelo en Filadelfia, la Unión Internacional de las Sociedades de las Ciencias del Suelo decidió solicitar a unos 40 de los edafólogos más “importantes” del mundo (así lo comentaban) cual era en su opinión acerca del futuro que debía seguir esta disciplina. El material recopilado sirvió para elaborar un libro que fue repartido a los asistentes. Hace unas semanas, la IUSS lo ha colgado en su página Web y puede bajarse libremente. Así podréis leer lo que piensan nuestros “prebostes de la ciencia”. Eso sí, tal monografía solo es accesible en lengua Inglesa. Lo siento para los que no manejen el suahili. Se trata de un libro para profesionales, y con paciencia y un diccionario, todo es posible en este mundo. Los que tengáis ganas de leerlo, ¡allá vosotros! Lo que yo me pregunto es: ¿Quién hizo la selección de tales eminencias? Porque (…). La traducción “extendida al castellano, de una de las contribuciones puede encontrarse aquí y aquí. Aquí está el enlace. “The future of Soil Science”. Apañados vamos.   

 

 

 

Portada del Libro

Fuente: Página Web de la IUSS

Para mi es un misterio. Sinceramente no lo sé quien realizó tal criba, pero algunos de los personajes invitados son para darles de comer a parte. Un tal Juanjo Ibáñez aparece por allí, y yo no se quien tuvo tal genial idea. Lo dicho allá vosotros. De hecho me lo he intentado bajar y ha fallado la página Web de la IUSS. Es que nuestra disciplina anda por los suelos, y nunca mejor dicho, ¿verdad? En la carta de invitación se hablaba de 15 personas, y podéis encontrarla aquí. Luego al enterarse otros prebostes debieron protestar (nuestra arrogancia es infinita) y terminaron por ser ¡los cuarenta principales!

 

Mi Opinión del Libro

Sinceramente, la idea en principio no me parecía mala: 15 autores, libertad de formato y 4 páginas por autor. Al aumentar la cifra a 40, el libreto inicial se convirtió en un libro, con “todas la de la ley”. Lo malo de estas iniciativas es que, en lugar de ser una cortesía de la casa, sin mayor trascendencia, ha terminado por parecer un documento en donde se detallan las opiniones de autoridad del establishment, eso sí, con algunos errores (¿Juanjo Ibáñez formando parte de los jerifaltes?). La arrogancia de los científicos es como la de las estrellas de cine. Pero si luego la UISS lo edita en la Web a bombo y platillo….. Y lo más preocupante ha sido que el editor preguntara a los socios de la UISS, si consideran que algunas de las propuestas realizadas por los diferentes autores deben seguir adelante (ser respaldadas por la IUSS). Sinceramente, ante tamaña tormenta, muy inconexa (no lo digo despectivamente) de ideas, es difícil llegar a conclusiones serias sobre la materia.

 

Comencé a interesarme por el libro en Nueva York, pero su lectura. Me pareció un “tostón”. Intenté acometer una segunda tentativa ya en Madrid, y más de lo mismo. En uno de esos momentos decidí volver a releer mi desideratum, por si me levantaba los ánimos (seamos sinceros, el ego) ¿Resultado? Me dormí encima de la mesa. ¡Vaya tostón! Pero entonces, se me ocurrió una idea, la llevé a cabo, y los resultados fueron mucho más satisfactorios.

 

Recomendaciones para su lectura: “La translectura”

Quien desee extraer conclusiones de esta monografía, debería comenzar con una lectura rápida de la misma. Seguidamente, hcerse un índice con las coincidencias, discrepancias e ideas singulares de las distintas propuestas. Finalmente volver a releer y apuntar los resultados, teniendo en cuenta la procedencia (país, edad y especialidad de cada autor). Luego que cada uno extraiga sus propias conclusiones. Estas “translecturas” (acronimofilia) suelen dar mejores resultados. Se trata de convertir al libro en una base de datos a analizar. Por ejemplo, ya en el índice de autores uno se encuentra la más que rácana cantidad de autores de habla Hispana que participaron, exactamente dos, contando con un venezolano afincado en España (Plá Sentís) y este impresentable administrador. India, Hungría, etc.  “compiten” con dos representantes cada uno. Pero, ¿Es que entre Latinoamérica, y España tenemos tampoco cerebros edafológicos como para ser sobrepasados por estos países, o los cuatro “elegidos de la boyante investigación africana? Sinceramente creo que los expertos hispanoparlantes estamos bastante mal tratados. Por lo menos, eso pienso yo. Obviamente, el imperio anglosajón nos atropelló a casi todos los demás, mientras mimaba a los chinos (otra gran superpotencia, pero no en CC. del Suelo). Se me ocurren muchos colegas que hablan en nuestra lengua, más capaces y afamados que algunos de los invitados (en los que podría entrar yo). Del mismo modo, la mayor parte de los autores ofrecemos obviedades, “las cantinelas de moda”, apoyadas más en la tecnología que en las buenas ideas. Pero volvamos a lo que más nos duele a muchos de nosotros: el que la lengua española no sea oficial, mientras que la alemana y francesa sí, cuando nuestro peso especifico en la IUSS es mucho mayor. Creo que en parte somos responsables por no presionar con firmeza, e ir cada uno por su lado, algo desgraciadamente muy “Latino”.

 

Posiblemente, la postura más sabia fue la de Rudi Dudal, que fue invitado y declinó tal gentileza. Mientras me ayudaba a pulir mi contribución, junto con Alfred Zinck (otro olvidado) y Dick Arnold, le interpelé sobre la razón de su rechazo. La respuesta fue contundente y breve (a buen entendedor, pocas palabras bastan): ¿Tú crees que la edafología tiene algún futuro? (¡memo!, debió pensar). Ante tan aplastante sabiduría, no pude por más que agachar la cabeza y callar.

 

No echo la culpa a la IUSS, ni mucho menos al editor (que encima me invitó: ¡digo yo!, porque no sé a quien se le “escurrió” la idea). Simplemente que los avatares, la rapidez y urgencia con la que se abordó tal iniciativa, así como los politiqueos y presiones de turno, dieron al traste (en mi modesta opinión) con una idea que en “principio parecía” interesante e intrascendente.  No creo que sea el material más adecuado con vistas a abrir un  debate sobre el futuro de las ciencias del suelo. Ya que me gustaría, pero (…) no hay más cera de la que arde.

 

 

Juan José Ibáñez

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3 comentarios

  1. Es un halago que aún quede gente que se preocupe del suelo, es necesario para nosotros y nuestros descendientes.

    Debería haber un decalógo para la conservación y buena gestión del suelo que fuera de amplio conocimiento y obligado cumplimiento.

    Un saludo para gente que se ocupa de un tema importantísimo como es el suelo.

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