La Distribución de la Materia Orgánica del Suelo en Profundidad por Climas y Tipos de Vegetación y Textura (1)

La cantidad de carbono orgánico (COS) del metro superficial se encuentra significativa y positivamente correlacionada (en términos estadísticos) con el clima y la textura (a más arcilla, más COS). El contenido de COS es mayor bajo climas húmedos, fríos y con texturas finas. La proporción de COS en los primeros 20 cm. respecto al metro superficial, se correlacionaba positivamente con las cantidades de precipitación y negativamente con la temperatura. La estructura de la vegetación (pasto, matorrales y bosques) afecta no tanto a las cantidades sino a como se distribuye porcentual mente en profundidad, siendo más uniforme, en general, en los matorrales que en los pastizales y bosques. Del mismo modo, en los climas áridos, semiáridos y tropicales también se distribuye más homogéneamente en profundidad. Las repercusiones de la composición mineral del sistema edáfico en lo concerniente al almacenamiento y persistencia del COS, va ganando en importancia conforme se profundiza en los horizontes del suelo.

 

Continuamos hablando del secuestro de carbono en los suelos, siguiendo el análisis que ya comenzamos en los post [1, 2 y 3] Con vistas a analizar el almacenamiento de carbono orgánico en los suelos (COS), E. G. Gobbágy y R. B. Jackson utilizaron la base de datos WISE y NSDC, entre otras, conforme se describe en los las contribuciones mentadas en la línea anterior. Al objeto de analizar el secuestro de carbono en diferentes ambientes y usos del suelo (pasto, matorral y bosque) agruparon los perfiles edáficos conforme a la clasificación de biomas propuesta por el prestigioso ecólogo Whittaker, en 1977. Se trata de una taxonomía que divide la biosfera en 11 biomas distintos. Como ya mentaremos, Jackson y colaboradores hicieron lo mismo en 1996 respecto a la distribución de los sistemas radiculares.

 

Los mentados autores examinan en su publicación: 

  • las interrelaciones del COS con el clima aéreo y la textura a diferentes profundidades de los perfiles edáficos
  • testar la conjetura de si el tipo de vegetación es la principal fuerza conductora de las cantidades y distribución del COS a lo largo del perfil y
  • elaboran una síntesis sobre los contenidos y distribución del COS hasta tres metros de profundidad, a sí como las repercusiones de un cambio de vegetación sobre estas magnitudes.

 

Con vistas a conseguir tal objetivo compilaron una base de datos de más de 2 700 perfiles de suelos en diferentes biomas y bajo distintos tipos de usos. Esta es la razón que me ha llevado a seleccionar el presente trabajo: hasta tres metros de profundidad, algo inaudito por desgracia en la bibliografía. 

 

La hipótesis que testaron estos autores es que la vegetación (y más concretamente su bioforma o estructura (pasto, matorral y bosque) es el factor que más condiciona la distribución del COS en el perfil del suelo, mientras que el clima y la textura determinan en mayor medida los contenidos totales, pero no su variación en profundidad. Más concretamente, la producción primaria /descomposición de COS dan mayoritariamente cuenta de los insumos de COS en el sistema edáfico, mientras que el reparto de biomasa entre biomasa epigea / hipogea, y en esta última, la razón entre biomasa de raíces someras /profundas son las que determinan su distribución vertical. No obstante, si bien numerosos edafólogos expertos podrán inmediatamente objetar que conocen excepciones, tengamos en cuenta que la argumentación es razonable a escala global y para el conjunto de las grandes formaciones fisonómicas por biomas. 

 

Batjes, en 1996, con la base de datos de suelos de la FAO, comprobó un incremento del 60% de COS respecto al primer metro, cuando se añadía el segundo metro. Jackson cita que es el único antecedente hasta el año 2000 sobre el tema.  

 

E. G. Gobbágy y R. B. Jackson, en el año 2000, y Batjes, en 1996, obtienen diferentes resultados en lo que concierne el almacenamiento de carbono en los dos metros superficiales, siendo ostensiblemente mayores los de este último. Así, para el segundo metro, los primeros autores calculan un contenido de COS de 491 Pg, mientras que el último calcula que son 911. Por tanto los datos de E. G. Gobbágy y R. B. Jackson, para los tres primeros metros casi corresponden con los obtenidos por Batjes para hasta los 2 m.  Mientras que aquellos autores utilizan otra la clasificación americana y base de datos junto a extrapolaciones de acuerdo a una función potencial, el segundo usa las claves de la FAO, junto a datos reales pero con un menor número de perfiles.

 

Los resultados obtenidos E. G. Gobbágy y R. B. Jackson, mostraron que la cantidad de carbono del metro superficial se encontraba relacionada positivamente con el clima y la textura (a más arcilla más COS), siendo mayor para los climas húmedos, fríos y con texturas finas. Sin embargo, conforme se descendía en profundidad, a intervalos arbitrarios de 20 cm., desde la superficie, la correlación con la textura aumentaba en detrimento de las variables climáticas. Por su parte el porcentaje de arena se vinculaba negativamente con el COS a cualquier profundidad.

 

 

Al objeto de comprobar su hipótesis, E. G. Gobbágy y R. B. Jackson hicieron uso de un interesante trabajo sobre la distribución vertical en el perfil de los sistemas radiculares de las bioformas mencionadas, a nivel mundial. Este trabajo sí lo había leído y era sumamente interesante. A la hora de escribir estas líneas, me he dado cuenta de que se trataba del mismo Jackson. Esta claro que algunos publican mucho y no dicen nada en sus papers, mientras que otros publican poco pero con un trabajo de recopilación “bestial”, dando lugar a papers del máximo interés (otro abrazo virtual a este tipo).

 

No tenía noticia de tal trabajo cuando acudí al Congreso Mundial de Suelos de Filadelfia. Entre los cientos, por no decir miles (me daba vértigo aquella macroescala) de “posters”, estuve analizando los títulos de aquellos que versaban sobre este y temas afines. Intentaba sacar conclusiones sobre la distribución vertical del carbono en profundidad,  y a ser posible,  algo más. Menos de diez daban una información relativamente útil. En la inmensa mayoría “más de lo mismo”: cálculos de los 20 o 30 cm. superficiales y a correr. Experiencia frustrante. Cuando preguntaba a los autores el por qué de no analizar los suelos en mayor profundidad, tan solo recibí excusas y más excusas.  

 

E. G. Gobbágy y R. B. Jackson tan solo analizan los horizontes minerales, no los orgánicos que pueden estar sobre ellos (principalmente en los ecosistemas forestales). Estos últimos, albergan una cantidad de COS considerable, pero que generalmente se mineraliza mucho más rápidamente que en los primeros, por lo que no deben considerase como reservas de carbono a considerar para el secuestro del CO2 atmosférico efectivo (duradero).

 

 

Lo sabía, lo llevo diciendo a los colegas amigos que trabajan sobre el tema durante años. Pero ni caso, no me han hecho ni caso. Vemos los que nos dicen E. G. Gobbágy y R. B. Jackson.

 

En lo concerniente a la distribución vertical de COS, los mentados autores constataron que en términos porcentuales se repartía mejor en profundidad en ambientes desérticos y bosques tropicales caducifolios que en los bosques caducifolios templados (más someramente, es decir altos porcentajes en superficie y muy bajos en los horizontes sub- superficiales).

 

Si adicionalmente se tiene en cuenta la extensión ocupada por cada bioma, comprobaron que el bioma que más carbono almacenaba hasta tres metros de profundidad fueron los bosques tropicales perennifolios (158 Pg), así como los pastizales tropicales y sabanas (146 Pg).

 

E. G. Gobbágy y R. B. Jackson, constatan entre otras cosas (ya abundaremos sobre el tema), que los bosques en donde la razón biomasa aérea/subterránea es alta, la distribución vertical del COS es mucho más superficial que si ocurre lo contrario. Del mismo modo, muestran que la distribución vertical del COS en bosques templados (con raíces someras) es más superficial que en las estepas (pastizales s.l.), ya que las últimas  atesoran sistemas radicales que penetran a mayor profundidad. Del mismo modo, en los ambientes áridos y semiáridos, los matorrales tienen sistemas radiculares que profundizan más que en los pastos de dicho bioma, por lo que la distribución del COS en los primeros se distribuye más homogéneamente en profundidad que en los segundos. En otras palabras la variación en profundidad de raíces y COS se encuentran íntimamente relacionadas: una es indicadora de la otra.

 

 

 

Estos datos desmitifican la opinión vigente desde varios ángulos. Las asunciones de la mayoría de los expertos en la materia venían a mostrar que: (i) que los sistemas áridos y semiáridos son pobres reservorios de carbono; (ii) que los ambientes tropicales tampoco almacenas grandes cantidades de carbono y (iii) que las repoblaciones forestales son la mejor estrategia con vistas a secuestrar carbono de la atmósfera. Como veis ninguna de estas hipótesis aceptadas por la comunidad científica parece ser cierta, o al menos debe ser puesta en tela de juicio. Tan solo hizo falta paciencia, tesón y mucho trabajo, los datos estaban a disposición de todos. No era necesario dinero. Empero parece que los expertos no leen mucho, ya que siguen defendiendo las hipótesis asumidas, como si fueran materia de fe. No atacan los trabajos aquí mentados. Simplemente los ignoran. Este no es el talante científico que debe presidir nuestra actividad. Una vez mns nos topamos con la irracionalidad de la racionalidad científica.  Pero aún hay más, como veremos en sucesivos post.

 

Como suele ocurrir con las gráficas, estas se visualizan mejor en la Galería de Fotos: Biomasa y Necromasa en los Suelos

 

Para ampliar la información sobre este tema pinchar en el siguiente post, que incluye abundantes gráficos)

 

Juan José Ibáñez

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