En los ambientes mediterráneos, a escala humana, la erosión y degradación de los suelos son, posiblemente, los principales mecanismos desencadenantes de la mal denominada y peor definida desertificación. Los cambios climáticos naturales, a veces asociados a la dinámica de la tectónica de placas también generan desiertos y/o zonas áridas a escalas geológicas. Tal hecho ocurrió en la Península Ibérica a finales del Mioceno, posiblemente asociado a la génesis de los climas mediterráneos, ya que con anterioridad disfrutábamos otros subtropicales, frecuentemente exuberantes y más húmedos.

A escalas geológicas dilatadas, (millones de años), la Tierra, en su conjunto, comenzó a sufrir una aridificación creciente a partir de principios del Cenozoico, hace unos 65 millones de años, si bien con avances y retrocesos esporádicos. Las razones fueron puramente geológicas: la deriva de los continentes, originada por la tectónica de placas, modificó las circulaciones atmosféricas y oceánicas (o lo que es lo mismo el sistema atmósfera-océano). De este modo, las condiciones globalmente más benignas del Cretácico (climas mayoritariamente cálidos y húmedos, con menores contrastes latitudinales entre ecuador y polos que los actuales) dieron paso a una mayor diversificación de ambientes, tipos climáticos y ecosistemas, pero también a la emergencia de zonas áridas y semiáridas distribuidas por buena parte del globo. Tal proceso fue coetáneo con un paulatino enfriamiento de la temperatura media del planeta.

 

Diversificación, enfriamiento y aridificación fueron pues procesos sincrónicos y probablemente interrelacionados. Durante el terciario, aparecieron las primeras estepas, así como tipos de suelos  inexistentes con anterioridad (Chernozems, Greyzems, Castanozems, etc., según la clasificación de suelos de la FAO de 1989). Sin embargo, los datos paleoecológicos actualmente disponibles obligan a pensar que aún no existían los verdaderos desiertos y sus suelos asociados. Tampoco hay evidencias de la presencia de los climas mediterráneos. Desde esta perspectiva planetaria, a largo plazo, la dinámica de la tectónica de placas podría considerarse como la causa primaria de la desertificación natural de la biosfera. Aún así, esta panorámica contrasta con la situación actual, en la que los suelos bajo edafoclimas arídicos (los Aridisoles de la USDA-Soil Taxonomy, Xerosoles y Yermosoles, según la antigua clasificación de la FAO) son de los que ocupan una mayor extensión de la superficie terrestre (35.9%).

 

A escalas geológicas temporalmente temporales más breves, durante el Cuaternario, los ciclos glaciales (inducidos por la acción conjunta de la distribución de los continentes y de la ciclicidad de ciertos parámetros orbitales) dieron lugar a una repetida extensión y contracción de las zonas áridas, siendo estas más extensas y geográficamente numerosas en los periodos glaciales que en los interglaciares, a pesar de que pudiera parecer contraintuitivo.

 

Tras la última glaciación, la aparición y ulterior expansión de las culturas neolíticas cambiaron las condiciones naturales propias de otros periodos interglaciares, generando una profunda transformación de la biosfera. Esto fue especialmente cierto en los ambientes mediterráneos euroasiáticos. De hecho, desde ciertas perspectivas (como lo es la razón de la extensión coníferas/frondosas), la actual cobertura vegetal tiene más semejanzas estructurales con las de los periodos glaciares que con las de los interglaciares precedentes, por mucho que pudiera parecer sorprendente (ICONA echó una manita con sus masivas repoblaciones a base de coníferas de rápido crecimiento y que arden también) Hoy podemos decir que, muy probablemente, el Planeta ha alcanzado el mayor grado de aridez de los últimos centenares de millones de años. Como hemos podido observar, para que esto ocurra han tenido que conjugarse causas naturales y antrópicas.

 

Juan José Ibáñez

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3 comentarios

  1. estoy llevando actualmente el curso de geologia cuaternaria y me has dejado u trabajo de investigacion con respecto a la escala geologica actualizada

  2. Porfavor quisiera contactar con usted, tengo interés en el tema de la relación desertificación y geología. Estoy por inciar un doctorado en geología ambiental en México. Gracias.

  3. Ivonne, yo escribo desde Madrid (España). Hay investigadores muy competentes en el Departamento de Edafología de la UNAM, en México D.F. Allí podrán atenderte mejor que yo y en persona.

    Un cordial saludo y suerte.

    Juanjo Ibáñez

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