Todo parece apuntar a que, los ambientes mediterráneos se encuentran entre los más diversos del planeta en cuanto a organismos vivos, suelos, litología, geomorfología, tipos de regímenes fluviales, subtipos climáticos, etc. Sin embargo debemos ser prudentes. Es obvio que por ser mediterráneos nos sentimos muy ufanos de este patrimonio natural tan maravilloso. Sin embargo las cifras sobre biodiversidad y geodiversidad, en la mayoría de los casos, dependen de la calidad de los inventarios. En muchos países estos últimos son muy deficientes.

Para el caso de Europa, pese a que uno pudiera pensar lo contrario, tampoco podemos decir muchas cosas. La razón estriba en que los países del sureste y especialmente en muchas de las exrepúblicas soviéticas la información es muy deficiente. Quizás, y no siempre, los inventarios son más fiables conforme es mayor la cultura científica de un país. En cualquier caso, en España habría que matizar varios aspectos antes de valorar los datos.

 

En primer lugar, no todo el Estado pertenece a los ambientes mediterráneos, por cuanto el norte es de clima templado y el Archipiélago Canario es Macarronésico (de singular bio y geodiversidad).  Del mismo modo, es dudoso que los inventarios de ciertos grupos taxonómicos se hayan completado debidamente. Todavía estamos compilando y publicando nuestra Flora y Fauna Ibérica, proyectos comandados por el Real Jardín Botánico y el Museo Nacional de Ciencias Naturales respectivamente. Desconozco si toda esta información se ha dispuesto adecuadamente en un Sistema de Información Geográfica. Es decir, si está georeferenciada. Resulta un poco vergonzante este hecho si nos comparamos con los países desarrollados de Europa. Ya comentamos la falta de atención de nuestros gestores de I + D + i respecto al tema de los inventarios y el maltrato a los taxónomos, debido a la desdichada «publiquitis«. Tan solo una historia al respecto.

 

Entre 1993 y 1997 forme parte del Comité Científico Asesor de la Presidencia del CSIC, como representante electo del Área de Recursos Naturales. Como Miembro también de la Comisión del Área de Recursos Naturales, un día escuché a su Coordinador (él que dicta la política de todos los centros e Institutos implicados, con la aprobación de la presidencia), que los proyectos de Fauna y Flora Ibérica se habían implementado para dar trabajo a los taxónomos españoles que, en general, eran «malos». Pregunté el porqué y tanto el Coordinador como otros miembros de la Comisión de Área respondieron: «Si fueran buenos publicarían más en revistas de impacto».  Lamentable perspectiva de la ciencia la que tienen también los que «más publican», es decir, «los buenos». Por esta razón nos estamos quedando sin taxónomos. Tal cortedad de miras debería ser motivo de reflexión.

 

Por lo que respecta a la edafodiversidad, al no disponer más que de un mapa a escala 1:1.000.000 para el conjunto del territorio, elaborado con una misma metodología, los datos son poco fiables. Más aún, este producto fue elaborado en la década de los 60 con una clasificación que hemos debido adaptar y readaptar en numerosas ocasiones por los cambios que han sufrido las sucesivas clasificaciones de la FAO. En consecuencia adolecen de muchas incertidumbres. Estas no podrán corregirse hasta que no se disponga de un sistema de información georeferenciados de suelos armonizado, como mínimo, a escalas 1:250.000, tal como parece que exigirá la futura Directiva de información de suelos. De nuevo aquí nos encontramos a años luz de las infraestructuras de inventario que disfrutan la mayor parte de los países europeos desarrollados. Nuestra convergencia con Europa es pura demagogia de los que mandan. Estos se contentan con unas cifras más que tendenciosas, como ya hemos visto en contribuciones anteriores.

 

El caso de la Geodiversidad es bien distinto, por cuanto a penas ha comenzado a despertar la atención a nivel mundial en años recientes.

 

Para terminar esta introducción, tan solo algunos comentarios adicionales. No poseemos la mayor diversidad de vertebrados de Europa. Sin embargo estos datos no me parecen muy significativos, con la salvedad de que nuestra política de conservación del patrimonio natural es bastante penosa (recordemos los casos del lince y oso ibéricos).

 

La cultura Neolítica devastó la mayor parte de los hábitats europeos hace aproximadamente entre 8.000 y 5.000 años. Del mismo modo la «neolitización» ha sido más prolongada en el sur que en el centro y norte de Europa, por lo que la pérdida de biodiversidad de los ambientes mediterráneos ha sido mayor comparativamente. Deberíamos acudir al registro fósil y abordar análisis comparativos del continente con vistas a analizar el tema en profundidad. De hecho nuestros datos de suelos indican que la pérdida de edafosfera por erosión, estimada con una metodología propuesta por este impresentable administrador (índices de leptosolización 1 y 2),  para la cuenca mediterránea, ha generado que el porcentaje de suelos someros tienda a disminuir de este a oeste, es decir según avanzó la cultura neolítica desde oriente a la Península Ibérica. Del mismo modo se constata como los países del SE de Europa, con independencia del clima, poseen paisajes más erosionados que los del oeste, incluido España. Todo apunta a que el tiempo al que ha sido sometido una determinada región a los efectos de la agricultura es el principal responsable (junto a la fisiografía) de la pérdida de suelo.

 

No quedan paisajes prístinos en Europa salvo cinco o seis enclaves de exiguas dimensiones y ninguno de ellos bajo ambientes mediterráneos.  Llama la atención como ciertas asunciones clásicas de los paisajes originales primigenios se mantienen firmes, incluso entre la comunidad científica, a pasar de que existen muchas evidencias en contra.  Por ejemplo, la paleontología muestra como la Península Ibérica se encontraba repleta de herbívoros y carnívoras cuya estructura ecológica no es susceptible de ser sustentable en formaciones vegetales cerradas. Por lo tanto, esta y otras evidencias cuestionan el famoso bosque cerrado que en teoría vio Plinio, por el que podía saltar una ardilla de árbol en árbol cruzando todo el territorio hasta el cantábrico, sin pisar el suelo. Si Plinio detectó tal paisaje vegetal, probablemente fuera porque el hombre neolítico destrozo una precedente «sabana mediterránea«, semejante a la tropical.

 

En este sentido, cabe suponer que las Dehesas pueden ser herencias antropizadas de los antiguos paisajes mediterráneos de gran parte de España, y que serían más semejantes a los paisajes primigenios que las formaciones boscosas cerradas. Por ello no debe extrañar que, se trate con de uno de los ecosistemas más diverso en plantas vasculares (incluso que nuestros bosques naturales emblemáticos), tras los trópicos húmedos, hecho que sería difícil de entender si no ha transcurrido el tiempo evolutivo suficiente (cientos de miles de años). En este sentido cabe señalar que los suelos de las estructuras adehesadas, bien gestionadas muestran ser mejores sumideros de carbono. Si esto es así, como argumentan ciertos autores,  serían serias alternativas a los bosques en lo que respecta al secuestro de carbono.      

 

  Juan José Ibáñez

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10 comentarios

  1. Sr. Ibáez:

    Recién acabo de conocer el término geodiversidad y me ha parecido, no solo novedoso, sino útil para poner en relevancia la importancia cultural, económica y ambiental de la diversidad del medio físico.

    Mucho estimaré tenga a bien dedicarme unos minutos de su valioso tiempo, para hacerme llegar información acerca de la génesis de dicho término y sus primeras referencias escritas para poderlo usar apropiadamente.

    Agradeciendo su atención, quedo a la espera de sus comentarios.

  2. Buen punto de vista el suyo.

    Lo expresado se aproxima mucho a lo que sucede en la región mediterranea chilena, con la excepción de una ocupación no tan extensa, pero si muy disturbadora.

    Son necesarios estudios comparativos de las regiones mediterraneas del mundo. Hay similitudes en la geodiversidad y en otras facetas también.

    Un abrazo desde Viña del Mar en Chile

  3. Hay algunos antiguos, en la década de los sesenta y setenta. Son difíciles de encontrar. Desafortunadamente este tipo de trabajos tiene poca salida en revistas indexadas, por lo que aparecen más bien en libros.

    Pero hay una diferencia insisto: Chile, California y Buena parte de la Cuenca Mediterránea son ambientes continentales generados por el choque entre placas tectónicas que levantan sedimentos marinos (suelos mayoritariamente calcáreos, orografía abrpta proclive a la erosión, etc.). Por contra, Australia y Sur África mediterraéas y el oeste de España, forman parte de antiguos crátones (suelos ácidos, relieve poco conspicuo, menos erosión, etc.).

    Esto es una diferencia a tener en cuenta.

    En concerniente al factor tiempo llevas toda la razón.

    Juanjo Ibáñez

  4. Bien la diferencia definida. En Chile mediterraneo los suelos residuales derivados de los granitoides juegan un rol importante en la concepción científica del paisaje. Los ambientes mediterraneos costeros y litorales de nuestros geosistemas marcados por surgencias (upwelling) de aguas frías y corrientes frias y la cordillera costera dan una dinámica sinergica al ambiente. ¿les parece?

  5. Me gusto el artículo, aun que, no era lo que buscaba pero no importa, muy buena la página también, les sirve mucho a los jóvenes para poder saber un poco más sobre el Chile en el que viven.

    Gracias por su tiempo.

  6. LOS ODIO, SON LOS PEORES BUSCADORES EN ESTE MUNDO.

    NO SIRVEN, ustedes no son mas que basura.

  7. Es muy buena la informacion pero yo buscaba algo mas especifico de el clima mediterraneo, pero es de mucha utilidad

  8. EL ARTÍCULO ME PARECIÓ INTERESANTE Y MUY BIEN EXPLICADO…

    LO ENTENDÍ TODO. GRACIAS.

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