¿Quién se ha bebido mi agua?

Esta es la pregunta que se pueden hacer los ciudadanos al comprobar que los esfuerzos realizados en sus hogares y municipios para ahorrar agua no redundan necesariamente en una mayor disponibilidad de ésta. Aunque la escasez de agua es un problema compartido por todos los consumidores, no todos los sectores consumen agua en igual medida ni aplican con el mismo celo medidas de ahorro. Se hace imprescindible una revisión del uso del agua para alcanzar un modelo sostenible.

[Grupo de Procesos y Sistemas de Ingeniería Ambiental,
Universidad Autónoma de Madrid]

Desde que se inició el actual ciclo de sequía los ciudadanos de a pie reciben sistemáticamente consignas sobre las medidas que deben aplicar en sus hogares para reducir el consumo de agua. Las campañas realizadas juegan un papel fundamental para concienciar a la población de lo preciada y escasa que es el agua, y son sin duda necesarias teniendo en cuenta que el consumo de agua en España se encuentra entre los más altos de la cuenca mediterránea: 870 metros cúbicos por habitante y año, por detrás de Portugal (1.121), pero por delante de Italia (772), Grecia (708), Francia (667) y Turquía (534). Las campañas han dado sus frutos consiguiéndose una reducción del consumo urbano del 13%. Sin embargo, la contribución del ahorro doméstico al aumento de la duración de las reservas parece poco significativa, puesto que el consumo urbano únicamente supone en torno al 14% del total frente al 80% de la agricultura. De hecho, la Comisión Europea ha manifestado recientemente que el uso sin restricciones del agua en la agricultura agrava los efectos de la sequía en los países del sur de Europa, señalando al regadío como gran responsable de la escasez de agua en España. El efecto de los regadíos sobre las reservas de agua se ve agravado tanto por la existencia de regadíos ilegales como por el agua extraída de pozos no autorizados, cuyo número se estima en más de 500.000. Organizaciones como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) han pedido a las autoridades que dejen de subvencionar y potenciar los regadíos. Según el director general del Agua, Jaime Palop, uno de los grandes retos a corto plazo es la modernización de los regadíos con vistas a aumentar la eficiencia y a evitar el derroche. El 50% de la financiación de estas reformas, que afectan a más de dos millones de hectáreas de regadío en toda España, correrá a cuenta de la Administración. Sólo en la Comunidad Valenciana el gasto público será de 347 millones de euros. La gran duda es cual será la evolución de la superficie de regadíos y qué uso se dará al agua ahorrada como resultado de la modernización de los sistemas de riego. Sería deseable que la mayor disponibilidad de agua no sirviese de excusa para aumentar el número de regadío, sino para mantener unas reservas de agua que permitiesen amortiguar la escasez. Urge articular mecanismos que permitan asignar cuotas de regadío por regiones y la transformación de los regadíos ilegales.

Dentro del propio consumo urbano no todo el gasto es achacable a los hogares. La mejora de las redes urbanas de abastecimiento de agua es una de las grandes asignaturas pendientes, pues se estima que las pérdidas en estas redes suponen el 19% del consumo. Asimismo, los modelos de desarrollo y paisajismo urbano no se adecuan a una estrategia de uso racional del agua; las zonas plantadas de césped siguen predominando en los parques públicos y jardines privados dando lugar a un importante consumo de agua. Se ha hecho un esfuerzo importante en la adecuación de las redes de riego urbano para el empleo de aguas residuales tratadas, aunque esta práctica supone en definitiva el consumo de agua que bien podría tener otro uso más noble. Otro sector ligado al consumo urbano que se configura como uno de los mayores consumidores de agua y que comienza a ser motivo de alerta es el turismo. El consumo medio de agua de un turista es como media el doble que el de los habitantes locales. También se encuentra vinculado a este sector el llenado de grandes piscinas y el riego de campos de golf. En España existen 276 campos de golf y está prevista la construcción de otros 303. Cada una de esas instalaciones consume como media lo mismo que una ciudad de 15.000 habitantes. Las administraciones locales juegan un papel decisivo en el desarrollo turístico e inmobiliario, debiendo existir directrices a nivel nacional que establezcan sus competencias y obligaciones.

 

En suma, parece evidente que es necesario un análisis profundo de la disponibilidad de recursos, teniendo en cuenta aspectos tales como el aumento de población y la posible reducción de precipitaciones debido al cambio climático. Como resultado de este análisis debe establecerse un modelo sostenible del uso del agua en el que se indique qué actividades pueden ser mantenidas y qué cantidad de agua les corresponde. El objetivo es evitar que la sequía se convierta en una situación crónica por exceso de consumo. En este sentido es muy significativo el hecho de que en la actualidad los mayores problemas de escasez no se producen necesariamente en las zonas con mayor escasez de precipitaciones, sino en áreas en las que las actividades agrícolas, turísticas y urbanas imponen unos consumos de agua muy superiores a los que la realidad climática es capaz de ofrecer.

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Un comentario

  1. quiesiera saber porque el agua no es igua alos demas paisES y Pór que hay muchas reservas de agua

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