Inmigración en Europa: oportunidades y retos

Entre los principales retos que comportan los masivos flujos migratorios se encuentra el de conjugar el legítimo deseo de emigrar de unas personas con las necesidades de los países receptores. La decisión individual de intentar pasar del Tercer Mundo al Primero, con todas sus innegables oportunidades materiales, es fácilmente comprensible y difícilmente  censurable. Por otro lado, y mientras no se subvierta la lógica estatal predominante en la geopolítica actual, cada país tiene derecho a controlar sus fronteras y a gestionar sus flujos inmigratorios, respetando, eso sí, la legislación internacional vigente en materia de derechos humanos.

Desde hace tiempo, la Unión Europea se ha propuesto convertirse en la economía más competitiva y dinámica. Eso no será posible con una población envejecida. Para lograr ese objetivo, los inmigrantes resultarán imprescindibles. En una Europa en declive demográfico, los recién llegados no solucionarán los todos los déficits del sistema de Seguridad Social y pensiones, agravados por la baja natalidad autóctona, pero sin duda ayudarán a paliarlos de manera significativa. Cabe aprender de los errores de los demás: como nos muestra el caso del Japón, su cerrazón inmigratoria agravó su recesión con la caída de la población activa y del consumo.

La inmigración tiene innegables efectos positivos, tanto en lo social y en lo cultural como en lo económico. En este último capítulo, el vigoroso crecimiento de la economía española durante la última década no hubiera sido posible sin los más de cuatro millones de inmigrantes llegados en ese período. El empleo también se ha visto favorecido, pasando el número de ocupados de 12.373.000 en el año 1995 a 17.751.000 en el 2005. Pero no puede obviarse el rechazo que genera en ciertos sectores de la población porque sus costes y beneficios no están distribuidos de manera equitativa. La competencia de mano de obra barata puede afectar negativamente a los trabajadores no cualificados en la industria y en los servicios. También son las clases medias y bajas quienes deben convivir con inmigrantes de otras culturas en los barrios populares y compartir con ellos escuelas y servicios públicos. En cambio, las clases altas y los trabajadores de cuello blanco se benefician del aumento de productividad que aporta esa mano de obra barata y de la ampliación de los mercados con nuevos consumidores. Y por supuesto sus hijos van a diferentes escuelas.

El envejecimiento de Europa sólo puede compensarse mediante la apertura al mundo. Europa debe vivir como una oportunidad inmerecida la llegada de gente con ambición de labrarse un futuro mejor y de contribuir al país que le acoge. Pero debe afrontar el reto de la integración de la nueva población de una manera inteligente: respetando sus formas particulares de vida y haciendo respetar los valores, los principios jurídicos y las leyes europeas, empezando por los derechos humanos y la democracia (cuya validez supera, por supuesto, los ámbitos del Viejo Continente).

 

La integración es necesaria y es factible, siempre que realicen las inversiones que se requieren para que las redes de protección social sean mucho más densas. Hay que dedicar más recursos a la educación para que cada niño, autóctono o inmigrante, desarrolle todo su potencial. Hay que planificar las ciudades para evitar guetos. Hay que garantizar servicios públicos de calidad y oportunidades económicas en los barrios desfavorecidos. Y, por último y no menos importante, hay que promover la emancipación de la mujer inmigrante y su participación en la sociedad en igualdad de condiciones que el varón. Sólo extendiendo el Estado de Bienestar también a los inmigrantes será posible avanzar en la constitución de una sociedad integrada sin desigualdades ni exclusiones injustificadas.

Compartir:

5 comentarios

  1. Me ha gustado mucho esta página. Soy Colombiana, abogada, máster en Derechos Humanos.Vivo hace cinco años en España (Marido e hijo españoles) Mi caso es un poco atípico dentro del colectivo inmigrante, pero precisamente por eso trabajo en un proyecto para integración de inmigrantes, sobre todo latinoamericanos.

    Ahora mismo tenemos un proyecto para una revista de y para inmigrantes, (CHASQUI. Correo de los Andes)y me gustaría poder tomar algún material vuestro, desde luego, citando la fuente. Me gusta mucho el rigor y la profundidad con la que tratáis los temas.

  2. Cinco de cada seis inmigrantes cotizan y uno cobra pensión. Dos de cada tres españoles cobran pensión y uno cotiza. ¿Quién mantiene la Seguridad Social?

    La tendencia es que esta desproporción contributiva entre la población inmigrante y la nacional vaya a más. ¿Debemos pensar que los extranjeros nos perjudican o que sin ellos la caja de la Seguridad Social entraría en la quiebra?

    Yo creo que lo segundo. De momento, lo único que nos queda por hacer es agradecer a los inmigrantes su contribución a nuestro bienestar.

  3. "EUROPA ES PROFUNDAMENTE HIPÓCRITA CON LA INMIGRACIÓN"

    De una entrevista a Josep Borrell publicada ayer en El País (10-12-2006), entresaco un largo párrafo que, sin embargo, no tiene desperdicio sobre el tema de la inmigración. Me parece que da profundamente en el clavo:

    “El problema de África debería ser nuestra gran prioridad; pero a la inmigración nos acercamos los europeos y los africanos con mentalidades radicalmente diferentes: nosotros vemos la inmigración en términos policiales, el control de fronteras, de dumping social; y ellos lo ven como una tradición. En Malí, la gente cotiza para mandar al más capaz de todos ellos, y cuando está en el país de destino, envía recursos que permiten vivir a mucha gente; y si no consigue pasar la barrera policial de llegar a Europa no puede volver a su pueblo, porque se le considera un fracasado.

    Son lenguajes radicalmente distintos. El resultado es la inmigración ilegal basada en una oferta de trabajo ilegal: no habría inmigrantes ilegales si no hubiese trabajo ilegal. Europa es profundamente hipócrita porque, por una parte, lamenta la existencia de inmigrantes ilegales, y por otra parte, el efecto llamada no es la regularización; es decir, que la llamada es una oferta de trabajo ilegal. En Finlandia no hay inmigrantes ilegales, pero a nadie se le ocurre darle trabajo ilegal a un inmigrante, por eso no los hay.

    Estos lenguajes, que están en las antípodas uno del otro, se salvan a través del desarrollo de las mafias de tráfico de seres humanos que están obteniendo ya más dinero que con el tráfico de drogas. En Europa no hemos sido capaces de actuar de forma coherente frente al fenómeno de la apertura de las fronteras internas y trasladarlo a una política exterior en materia de inmigración”.

  4. Un ejemplo claro es Estados Unjidos, Primera potencia del mundo gracias a los inmigrantes, pero ahora esos inmigrantes o hijos de inmigrantes se oponen a los inmigrantes, proponiendo restricciones duras, como un muro parecido a la muralla china que piensan construir, o que no tengan atencion medica, peor aun que no se les venda medicamentos a los inmigrantes ilegales, de aca a unos años mas, si es que no esta sucediendo ya, los mismos latinos que estan en españa como inmigrantes, cuando sean legales y tengan papeles seran los primeros en oponerse a la inmigracion de sus compatriotas.

  5. es verdad el comentario que hace el señor marco antonio sejas y casos se an visto de que hay colombianos que se an ido y estan mas o menos bien pero nunca dicen voy a tratar de ayudar un compatriota siempre lo que dicen es que haya es dificil el trabajo que los españoles nos descriminan nos humillan y muchas cosas mas y que ironia para nosotros no hay gente esxtraña siempre los estranjeros son vien venidos y los recibimos con los brazos abiertos con una sonrisa a flor de labios en cualquiera de nuestras hermosas ciudades y me siento orgullosa de ser colombiana aunque no he tenido la oportunidad de que alguno de mis hijos pueda tener la oportunidad de irse para ya de pronto para un mejor futuro

Deja un comentario