«NINGÚN SER HUMANO ES ILEGAL»

Determinadas actuaciones de los individuos pueden ser ilegales, en el sentido de que violan o transgreden lo prescrito por la ley. Sin embargo, las personas como tales no son ni pueden ser ilegales. El adjetivo ‘ilegal’ puede calificar acciones y cosas, pero no a personas. Ciertas personas podrán carecer de papeles, de la documentación legal precisa que autorice su presencia en el territorio de un determinado Estado, pero todo ello no le priva de su condición de sujeto de derechos ni le sitúa fuera del ámbito de protección de la ley. Esta elemental distinción -entre actos y personas- se encuentra en la base de una perversa utilización del término ilegal: en un falaz juego de palabras se identifica así al extranjero en situación irregular con persona carente de los más mínimos derechos, cuando no como sinónimo de delincuente.

 

En particular, en España, ya desde los primeros procesos de regularización a finales de los años ochenta se procedió desde las autoridades gubernativas a extender la idea de que la irregularidad administrativa era una de las principales fuentes de provisión de delincuentes. Esta idea -aunque habría que hablar más bien de un auténtico prejuicio- con el tiempo ha desembocado en la peligrosa generalización de que el extranjero irregular es un delincuente, al menos en fase de pre-comisión. La extensión de este lenguaje propicia, sin duda, la proliferación de xenófobos entre la población autóctona y con sentimientos xenófobos extendidos todos sabemos que resulta imposible una sociedad mínimamente integrada. El hecho de emigrar no es en sí ninguna actividad ilegal, sino que, por el contrario, está reconocida por la Declaración Universal de los Derechos Humanos (art. 13.2).

 

Frente a la criminalización del extranjero en situación administrativa irregular (en particular, del indocumentado o sans papiers), es preciso volver a reafirmar lo que debería resultar una completa obviedad: «Ningún ser humano es ilegal».

 

Si no se reconoce la condición legal de todo ser humano, entonces los derechos humanos no son más que una vana utopía, incluido también el más elemental de los mismos: «el derecho a tener derechos».

 

 

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Un comentario

  1. Hola: te comento que estoy tomando parte de tu articulo dándote el crédito en mi programa de radio digital que pasará el día 20 de diciembre del 2010, a través de http://www.pueblaprioridad.com
    Saludos y gracias por tus artículos sobre migrantes.

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