Dinosaurios derrotados por microbios

autor: Miguel Vicente

Mucho se ha filmado sobre peleas de dinosaurios que acaban en la muerte de alguno de los contendientes, pero en un reciente artículo se propone que en varios casos el causante final de la muerte del rey de los dinosaurios depredadores, Tyrannosaurus rex, no fue otro que un microbio, un protozoo parecido a Trichomonas gallinae, especie que hoy en día infecta a las aves. También , según otro artículo, parece ser que en la extinción de todos los dinosaurios, entre los que el tiranosaurio fue de los últimos en desaparecer, intervinieron posiblemente otros microbios, las cianobacterias.


La vida cotidiana en el Cretácico. La escena está situada en la provincia canadiense de Alberta hace 75 millones de años. Un dinosaurio acorazado, el Euoplocephalus, cuya cola acaba en una maza, se defiende del ataque de un tiranosaurio, el Albertosaurus. Los restos fósiles en los que se basa la imagen se han encontrado en la formación Río Judith. Museo Americano de Historia Natural.


En el trabajo se han examinado sesenta ejemplares fósiles de tiranosauridos, entre ellos catorce son de Tyrannosaurus rex, la estrella de la película Parque Jurásico. La forma de algunas lesiones en sus mandíbulas no se corresponde a lo que sería de esperar si la herida la hubiese producido un mordedura, son más redondeadas y lisas. Se había creído que se produjeron por infecciones de un bacteria del tipo de algunas que como, Actinomyces israelii, causan infecciones llamadas actinomicosis en los mamíferos y el hombre. Las más frecuentes son las actinomicosis bucales, pero esta bacteria no infecta a los cocodrilos ni a las aves, los animales vivos cuyos antepasados estaban más emparentados con los extintos dinosaurios.


Trichomonas gallinae, un protozoo parásito de las aves. Es un microbio unicelular eucariotico, es decir con el ADN separado del citoplasma por una membrana que forma un núcleo. Se aprecia además que posee flagelos.


Las huellas que aparecen en las mandíbulas de los tiranosaurios, y en otros fósiles de su misma familia, se asemejan por otro lado, a las producidas en las aves por un protozoo, Trichomonas gallinae. Este microbio  se puede contagiar al  beber agua contaminada y llega a infectar incluso a las aves de presa, como se ha visto en un ejemplar de águila pescadora que en su dieta pudo incluir algún pichón enfermo. Las tricomonas son protozoos, microbios con el ADN contenido en un núcleo separado del citoplasma por una membrana, y entre ellas hay parásitos humanos, como Trichomonas vaginalis, que produce infecciones vaginales. Por la gravedad de las lesiones observadas en las mandíbulas de tiranosaurios se cree que la tricomoniasis debió producir profundas llagas en la boca y la garganta del animal.


Reconstrucción hipotética de la infección de la cavidad bucofaríngea y de la mandíbula del ejemplar fósil de tiranosaurio llamado el “Peck”. Las llagas llegan a corroer el hueso. La reconstrucción se basa en las lesiones de la mandíbula del fósil y en las fotografías de aves enfermas de tricomoniasis. Ilustración de Chris Glen, Universidad de Queensland.

Tal como ocurre en las infecciones de las aves, el tiranosaurio afectado por la enfermedad se vería incapacitado para tragar y debió morir por inanición. Una posible vía para la infección la pudieron proporcionar los hábitos agresivos de estos reptiles frente a otros individuos de su especie, ya que en mas de un 40% de los ejemplares fósiles se detectan heridas por mordedura. La agresividad bien pudo presentarse en la competición por el territorio, la dominancia social o los hábitos sexuales de éstos animales, llegando al punto en que, por efecto de las infecciones, podría haber contribuido a su extinción.


Lucha de sexos. Reconstrucción de lo que le ocurrió a un macho de Majungasaurus, especie de tiranosaurio de Madagascar, cuando en vez de encontrar a una hembra receptiva se encontró a una madre defendiendo a su camada. Se postula que éste dinosaurio era caníbal, el lector puede fácilmente predecir el desenlace. Imagen de la serie Lucha en el Parque Jurásico del History Channel.


De todas maneras cuando desapareció el último tiranosaurio hace unos 65 millones de años, todos los dinosaurios estaban ya condenados a la extinción. Si no a la misma vez, sí al poco tiempo, se produjo una de las más espectaculares tragedias de la vida en nuestro planeta, la extinción masiva de especies que cerraría el periodo Cretácico para inaugurar el Terciario, y con él el florecimiento de aves y mamíferos. La causa que provocó esta extinción es todavía un motivo de interesantes debates. Se ha propuesto que el impacto de un gigantesco meteorito, que bien pudo dejar señales como el cráter de Chicxulu que se encuentra en Yucatán, produjo un cambio climático global que tuvo como resultado la extinción masiva de especies. También se ha considerado como una de las causas del cambio el incremento en el volcanismo. Pero cómo se enlazan esos cambios climáticos con las extinciones es más que nada un enigma.
En otra publicación reciente se revela como una de las posibilidades que condujeron a las cinco extinciones masivas el aumento de las cianobacterias. Tras la liberación de minerales al ambiente, ya fuese por impactos de meteoritos o por erupciones volcánicas, se produciría una mayor fertilidad de las aguas y si a ello se une un incremento en la temperatura, como podría ocurrir al inundarse zonas costeras poco profundas al subir el nivel de los mares, crecerían mejor las cianobacterias. Curiosamente las cianobacterias fueron las que en un principio permitieron la vida sobre la tierra firme, por fotosíntesis produjeron, hace tres mil quinientos millones de años, una gran parte del oxígeno atmosférico, realmente un desecho de su metabolismo.


Afloramiento de cianobacterias en el mar Báltico a mediados de julio de 2002.


Bastantes cianobacterias actuales producen compuestos tóxicos por lo que la abundancia de estos organismos y la liberación de sus toxinas al ambiente provoca el envenenamiento de muchos animales, tal como ocurre con los afloramientos que se producen cuando el agua del mar contiene un exceso de nutrientes y sube la temperatura. Otro de los indicios que marcan los períodos de calentamiento del agua marina es la mayor abundancia de estromatolitos, que, si bien no es tan aparente en la extinción del Cretácico sí ha ocurrido de forma coincidente con las otras extinciones masivas. Los estromatolitos son en su mayor parte formados por cianobacterias. Por ahora queda por demostrar si realmente las cianobacterias de esas épocas producían toxinas, algo que es difícil de verificar. Tampoco se puede excluir como causa de las extinciones la proliferación de algas, que entre otras cosas podrían provocar falta de oxígeno en algunas masas acuáticas. Y no sabemos cuál pudo ser la conexión entre todo esto, si realmente la hubo, y la desaparición de los dinosaurios, pero al menos las circunstancias hacen sospechar que también en este caso David pudo vencer a Goliat.


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4 comentarios

  1. Todo puede ser posible, porque no hay nada probado a un 100%.

    Es posible que un microbio pudiera acabar con la vida de muchos dinosaurios, pero la causa de la extinción total de los dinosaurios no creo que fuera un microbio, sino el gas tóxico debido a la erupción de los volcanes que se expandió por todo el planeta y provocó que la luz del sol no pudiese llegar a la vegetación y por tanto primero murieron los herbivoros por falta de alimento y luego los carnivoros cuando se acabo la carroña.
    Pudo también ser un conjunto de todos estos factores.
    Aunque, por supuesto, esta es solo mi opinión después de haber leido muchas opiniones sobre el tema.

    Un saludo,
    Diana Moreno

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