El alzamiento de los microbios

traducción y adaptación: Marta García-Ovalle* y Miguel Vicente

¿De dónde vienen los virus? Es la sencilla pregunta que, ante la alarma social provocada por la nueva gripe A, podría hacernos un niño. La respuesta, asimismo sencilla, es alarmante: los virus, como el resto de los patógenos, vienen de un gran manantial  de enfermedades, al que también llamamos el “medioambiente”. Los adultos haríamos bien si lo dejásemos tranquilo. Que las modificaciones del medioambiente producidas por los humanos son la fuente de muchas enfermedades emergentes es el argumento central de un reciente artículo firmado por Lily Huang en la revista Newsweek.


La destrucción del ambiente desplaza a los animales. Y con ellos se desplazan los patógenos que encuentran por un lado nuevos nichos para vivir y por otro se ven libres de sus enemigos naturales que frenan su propagación descontrolada. La fusión del hielo es una de las causas que puede reducir el hábitat del oso polar. Cartel de WWF.

Se habla mucho de las graves consecuencias que tiene la destrucción del ambiente para nuestro planeta y creemos conocer los efectos del cambio climático, que provoca desastres naturales: sequías, olas de calor, inundaciones. Pero la destrucción del ambiente tiene otra consecuencia que supone una seria amenaza para nuestra salud: la aparición de nuevas infecciones. Un virus puede pasar largo tiempo viviendo en las aves, luego pasarse a los cerdos y de repente infectar al hombre. Y en ese proceso ha podido adquirir genes de los virus que normalmente infectan los tres, barajarlos y conseguir una impredecible combinación que en el mejor de los casos nos es desconocida y que a veces puede ser letal. Además de la gripe A, existen múltiples casos de infecciones emergentes que se han hecho muy conocidas a través de los medios de comunicación: el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), la fiebre del Ébola o la gripe aviar. Como sucede en estos casos, la mayoría de las nuevas infecciones proceden de los animales. Incluso el minúsculo virus VIH, causante del sida, ha pasado de la sangre de los monos a convertirse en el destructor más eficaz de las células del sistema inmune del hombre. Esto pone de manifiesto que cualquier agente infeccioso presente en la naturaleza puede en cualquier momento sufrir una modificación que le haga capaz de infectar al hombre y, lo que es peor, que le permita transmitirse de persona a persona, de forma que pueda ser el origen de una pandemia mundial. Con potentes tóxicos y unos genes infinitamente transmutables, un solo patógeno podría someter a un cerco letal al resto del mundo viviente.

En la diversidad está la defensa

Pero la naturaleza es sabia, y ante las múltiples estrategias que tienen los microbios para atacar a los seres vivos, también proporciona incontables armas para defendernos de ellos. El conjunto de especies que pueblan la Tierra cuenta con una gran variedad de mecanismos de defensa frente a los patógenos. El problema aparece cuando los seres humanos alteran los ecosistemas, provocando la desaparición de especies. Esta pérdida de biodiversidad conduce a la eliminación de las defensas que nos proporciona la naturaleza. Esta idea está reflejada en las investigaciones de Richard Ostfeld y Felicia Keesing,  demuestran que cuanta menor diversidad de organismos hay en el planeta, mayor es nuestro riesgo de enfermar. Los investigadores llaman a este efecto el “efecto de dilución”, el cual se ha relacionado con el aumento de la incidencia de la enfermedad de Lyme en Estados Unidos. Esta enfermedad está causada por una bacteria, Borrelia burgdorferi, cuyo hospedador ideal es una especie de ratón que vive en los bosques norteamericanos. La enfermedad se transmite al hombre a través de la picadura de una garrapata infectada a partir de un ratón. Otros animales del bosque, como las zarigüeyas, los tordos y las ardillas voladoras, también actúan como hospedadores de la bacteria, pero se llaman hospedadores incompetentes porque no transmiten la bacteria a las garrapatas de manera tan eficiente como los ratones. El aumento de la incidencia de la enfermedad en ciertas regiones de Estados Unidos ha coincidido con la destrucción de bosques, con la consiguiente desaparición de depredadores del ratón y de hospedadores incompetentes de la bacteria. De esta manera, en las pequeñas áreas de bosques que han surgido cerca de las viviendas ha aumentado la cantidad de ratones infectados y por tanto el número de garrapatas capaces de transmitir la enfermedad al hombre.


Protección muy frágil: los bosques. Su desaparición provocada por la roturación o la excesiva explotación conduce a la práctica desertificación del suelo, ya que la mayoría de los nutrientes y materia orgánica de un bosque se encuentra por encima del suelo y en una delgada capa del mismo.  Al desaparecer el bosque se rompe el equilibrio de numerosas especies lo que puede traer consecuencias sorprendentes, casi tanto como la que muestra el cartel de la iniciativa de la ciudad de Bayswater en Australia para salvar los bosques (en la pared: No permitas que nuestro futuro sea éste. Salvemos nuestros bosques. Paremos el calentamiento global).


La alteración del equilibrio ecológico causado por el ser humano contribuye además a la rápida propagación de enfermedades. Es el caso de la malaria, la enfermedad parasitaria que causa más muertes en el mundo. Se ha visto que en las regiones que sufren procesos de deforestación, como la selva amazónica, existe un mayor número de enfermos de malaria. Esto se debe a que la destrucción de la vegetación genera condiciones ambientales que favorecen la reproducción del mosquito Anopheles, el vector que transmite el parásito causante de la enfermedad.  La deforestación también provoca que millones de personas se infecten cada año en América y Asia de leishmaniasis. En estas áreas la pérdida de los bosques ha provocado que los mosquitos que transmiten la enfermedad proliferen en las poblaciones humanas.


El agua,  ambiente acosado. La destrucción de los hábitats acuáticos también puede modificar la biodiversidad y estar en el origen de nuevas enfermedades. Las enfermedades relacionadas con la mala calidad del agua, a la que van a parar el 70% de los desechos industriales de los países en desarrollo, provoca la muerte de 5000 niños cada día. Foto de la modelo Eugenia Silva en la revista Elle en español, julio de 2008.


Otro ejemplo que ilustra cómo la alteración del ambiente puede afectar a la proliferación de los vectores que transmiten enfermedades es el caso de unos caracoles portadores de unos gusanos parásitos llamados esquistosomas. Cuando se construyó en la cuenca del río Senegal la presa de Diama se produjo una reducción de la salinidad del agua, lo que causó la proliferación excesiva de los caracoles. Esto explica que en la actualidad más de 200 millones de personas padezcan esquistosomiasis en esta zona africana.

El enemigo vive en casa

Pero la extensión de las enfermedades no es algo raro que afecta tan solo a lugares exóticos, el virus de la fiebre del Nilo Occidental aterrizó en Nueva York en 1999 y ya en 2004 se había extendido hasta la orilla del Pacífico. Su hábitat son las aves y su forma de transmitirse es por medio de los mosquitos que pican a pájaros infectados y lo transmiten luego al hombre. Una de cada 150 personas infectadas sufre una enfermedad grave que afecta al sistema nervioso y puede dejar secuelas. Se ha comprobado que cuanto menor es la diversidad de las aves de un territorio la transmisión de este virus puede hasta multiplicarse por diez. En España la reciente implantación del mosquito tigre tan solo está esperando que aparezcan animales o personas infectados por las enfermedades que transmite (fiebre amarilla, dengue, Nilo Occidental) para empezar a transmitirlas con sus picaduras.


Las aves,  albergue para virus viajeros. La campaña publicitaria de 2007 de la marca Diesel colocó en la plaza de San Marcos a guacamayos del trópico. ¿Fruto de una mente  enfebrecida? …no tanto, las colonias de cotorras huídas de cautividad no son ya raras en los parques de Madrid y sus alrededores.

Catálogo de patógenos.

Se estima que nuestro planeta contiene en estos momentos 1415 patógenos, de los que conocemos 217 virus, 307 hongos, 538 bacterias, 66 protozoos, y 287 tipos de gusanos. Aunque casi dos tercios de ellos afectan a especies no humanas, no se están quietos: el 75 por ciento de las enfermedades en expansión son zoonóticas, es decir que han pasado al ser humano mediante otro animal. Según William Karesh, de la sociedad para la conservación de la vida salvaje, cada año o año y medio se manifiesta una nueva enfermedad.
En las próximas décadas se prevé que aumente la frecuencia de los efectos devastadores del cambio climático y que las actividades humanas continúen degradando el medioambiente. Con toda probabilidad, esto contribuirá a la aparición de nuevas enfermedades y a la rápida diseminación de infecciones que ya existían. En palabras de Eric Chivian, director del Centro de Salud y Medioambiente Global de la Escuela de Medicina de Harvard que como miembro de los Médicos Internacionales para la Prevención de la Guerra Nuclear compartió el premio Nobel de la Paz en 1985, esto nos llevará al “Armagedón a cámara lenta”. Y lo que puede ser peor, si como ya sabemos, la biodiversidad es asimismo una diversidad de medios para defendernos, un planeta menos diverso será un planeta mas enfermo.


* Marta García-Ovalle está contratada en Biomol Informatics con fondos de la Fundación Jorge Juan para trabajar en difusión científica.

Compartir:

8 comentarios

  1. Hola

    Stephen Morse (http://www.mailmanschool.org/sphdir/pers.asp?ID=578) dijo una vez que la Madre Naturaleza es el peor bioterrorista.

    La verdad es que yo soy bastante escéptico con el cambio climático. No estoy diciendo que los seres humanos no lo estemos degradando, destruyendo o cambiando, y que dichos cambios no estén relacionados con el aumento de la incidencia de diversas enfermedades, pero no somos los únicos. De hecho cualquier ser vivo cambia su medio ambiente por el mero hecho de hacer lo que mejor sabe hacer: vivir. Yo les digo a mis alumnos que el mayor cambio climático sufrido por este planeta fue responsabilidad de un tipo de microorganismos que "inventaron" la fotosíntesis oxigénica y provocaron que la atmósfera reductora cambiara a atmósfera oxidante. Si dicho cambio climático no hubiera sucedido no estaríamos escribiendo esto.

    También hay que recordar que la mayor destrucción de la biodiversidad ocurrida en la historia del planeta ocurrió durante la transición entre el Pérmico y el Triásico. Y todo fue debido a "causas naturales".

    En cuanto a las zoonosis, estas suceden porque hay contacto entre animales y personas. Es lo malo de las sociedades sedentarias que se basan en la agricultura y la ganadería. Suelen vivir muchos y muy juntos, lo que favorece los contagios. En las sociedades cazadoras-recolectoras no suele haber zoonosis, pero claro, tambien sucede que el desarrollo cultural de las mismas no pasa del nivel neolítico.

    Insisto, no quiere decir que no me tome en serio lo del cambio climático y el duidado del medio ambiente, pero creo que tampoco debemos ser tan alarmistas. Hay grano, pero abunda más la paja. Creo que hay mucho falso profeta y aprovechado dentro de esa filosofía (Al Gore sin ir más lejos) que recuerda a las supersiticiones mileniaristas tan típicas de la Edad Media.

    Saludos

    http://curiosidadesdelamicrobiologia.blogspot.com/

  2. Hola Manuel,

    tampoco me parece que el artículo original, ni la adaptación que publicamos sean "tan alarmistas". No creo que sea malo reflexionar sobre las relaciones entre microbios y ambiente. En estos días en los que se invierte bastante en "sintetizar" organismos mínimos, llamar la atención sobre el equilibrio inestable entre seres vivos, incluído el ser humano, y el ambiente, no solo es necesario, es imprescindible. Porque, como recordó el otro día Barry Marshall en el congreso FEMS de Göteborg, no es lo peor la ignorancia, sino la ilusión del conocimiento. Y en muchas ocasiones nos creemos que sabemos las cosas, y luego nos encontramos con que suceden consecuencias inesperadas.

    Saludos

    Miguel

  3. Me desagrada bastante tener que hablar en este tono… Pero más me cabrea que haya gente llana implicada, intencionadamente o no, en el negacionismo:

    1)Si con apenas disidentes, casi todos ellos interesados (los que no adoctrinados por los interesados), se señala al aumento del CO2 (sobre todo) el calentamiento global del planeta, ya se derrite el hielo de los polos, las tormentas tropicales llegan a azotar Iberia, avanzan los desiertos y se secan mares interiores, el agujero de ozono nos pone tan a tiro de los cánceres de piel, etcétera, todavía hay quien dice que no es seguro que seamos culpables del cambio climático, como dijo el cura, “apaga y vámonos”.

    2)El peor bioterrorista es siempre “el tan inhumano ser humano”, con sus millones de hectáreas de bosque destruidas anualmente sin reemplazo en otras partes, carreteras sin cuidado que destruyen acuíferos y con ellos ecosistemas enteros (como pasó en un principio con las obras del AVE en Málaga), rociado de epidemias para experimentar con enfermedades y vacunas en países pobres de África y América, armas atómicas armas químicas, bombas “de vacío” o combustión atmosférica completa, armas biológicas entre ellas la toxina del botulismo (el más potente veneno natural o artificial, en concreto natural: con un gramo se puede matar a más de 60 millones de personas, te cargas a toda Francia), cambio y destrucción intencionada de cursos de agua, etcétera; si nos metemos en sitios “donde no nos llaman”, es a nuestro propio riesgo (lo malo es como dice el personaje protagonista de la serie House: “cuando nosotros nos equivocamos la gente muere”; en este caso, los que hacen lo que no deben provocan epidemias que se llevan a millones de inocentes con mucho más cuidado).

    3)Si hasta los políticos están haciendo previsiones para cuando ocurra “lo gordo” del cambio climático, por algo será: los políticos son tan imbéciles y cabrones como para permitir el crimen mundial del cambio climático y del hambre, pero no tanto como para no asegurarse su propia supervivencia.

    4)¿Hizo algo “la comunidad internacional” ante el genocidio de Ruanda, el ascenso de Sadam Hussein (rama nazi de Irak como todos sabemos), el genocidio de Camboya por pseudocomunistas, el ascenso de Hitler o Mussolini, la Guerra Civil Española, etcétera? NADA. Pues eso nos debemos fiar de las medidas de contención que hagan los políticos para evitar el cambio climático: NADA.

    5)Hay antisépticos naturales eficacísimos: aloe vera (Aloe barbadensis y Aloe ferox), propóleo, tomillo y todas sus especies y variedades (serpol, tomillo real, etcétera), romero, orégano, equinácea, uña de gato americana (Uncaria tomentosa), miel sin calentar a más de 37ºC, agua hervida durante media hora, lisozima, aceite de oliva virgen sin calentar (elimina por ejemplo células tumorales y a la Helicobacter pylori), hierbabuena y menta, eucalipto, limón, lima, clavo, canela, pimienta, manzanilla, oro o plata coloidales (obviamente son caros y hay que tener cuidado con las dosis, ya que son metales pesados), ácidos maslínico y oleanólico de la aceituna (contra el cáncer, contra el SIDA, contra las parasitosis intracelulares como la enfermedad del sueño, favorece un crecimiento sano pero acelerado y aumentado de animales), etcétera.

    6)Vale que gente como Al Gore se benefician de las charlas que dan pero, ¿qué hay sobre desvergonzados de la talla de Bush, Aznar, “Rajoy & primo”, etcétera, que incluso cobran sueldos por ladrar contra España y defendiendo un fascismo como el franquista, que fue el más cruel de todos con diferencia en sus respectivos países de origen?

    7)No me canso de decirlo: 1.000 millones de familias por ¼ de familias actuando por 500 árboles autóctonos de cada zona/familia por sólo ¼ de supervivencia (seamos catastrofistas en esto) por 64 m2/ árbol (8 por 8 metros) por 1’25 (por el efecto beneficioso sobre los bordes de cada ecosistema) hacen 2.500.000 km2 de bosques nuevos o recuperados de una tacada (claro está, cuando crezcan los árboles), lo que equivale a la mitad de la Amazonía o el Sáhara.

    8)Si no son zoonosis la rabia, el paludismo o malaria, la toxoplasmosis, la triquina, la duela del hígado, la enfermedad del sueño, el ántrax, el botulismo, etcétera, a ver si es que esas zoonosis no existen en las sociedades primitivas (ojo: digo primitivas, no injustas, que eso ya hay que estudiarlo grupo por grupo).

    9)Que ya haya a fecha de hoy millones de refugiados climáticos, ¿no es una señal de que los catastrofistas resultaron ser optimistas?

    10)Si el comercio de animales foráneos se prohibiera y se persiguiera bajo penas ejemplares de verdad y se hiciera efectivamente en cada rincón del planeta, muchas epidemias y muchas invasiones biológicas nos habríamos ahorrado y nos ahorraríamos: hay mucho imbécil malnacido suelto por la vida que, cuando se harta del “bicho”, va y lo suelta en vez de entregarlo a un sitio responsable de ello.

    Menos seguidismo con los explotadores negacionistas y muchas veces fascistas o amigos de los fascistas, y más acción directa y contundente contra el cambio climático y el hambre como sistema mundial: si hace falta ocupando por las malas, sin avisar y a lo bestia las sedes oficiales, cuarteles y comisarías (recordemos el tercer párrafo [tercer “considerando”] del Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, asumida como parte y guía de la Constitución Española); ya baste de globalizar pérdidas y privatizar beneficios, globalicemos la naturaleza y la humanidad antes que nada (y sobre todo, con especial urgencia, niños, ancianos, minusválidos y salud).

    Salud y conciencia.

  4. Donde escribí “lo que equivale a la mitad de la Amazonía o el Sáhara” quise decir “que equivale a la mitad de la Amazonía o a la quinta parte del Sáhara”.

    Donde puse “ya baste de globalizar pérdidas y privatizar beneficios” quise decir “ya basta de globalizar pérdidas y privatizar beneficios”.

    “Programa, programa, programa”; y a la vez, “acción, acción, acción”.

    Salud y decisión.

  5. Hola

    Miguel, totalmente de acuerdo con la frase del historiador DJ Boorstin "no es lo peor la ignorancia, sino la ilusión del conocimiento" (creo recordar que está recogida en el libro "El ecologista escéptico"). Es precisamente ese pensamiento el que me hace ser tan crítico y me hace preguntar si sabemos tanto del clima, o de otros sistemas, como para realizar las predicciones que se están haciendo. Porque como sean equivocadas el esfuerzo va a ser baldío, caro, y esperemos que no sea además contraproducente.

    Además, la intervención de "Rafacordobe" ha demostrado mi aserto final de que esto se parece más a una superstición milenarista que a un hecho científico razonado al insinuar que los discrepantes de dicha creencia son poco menos que unos "negacionistas" y unos "fascistas". En la Edad Media se les llamaba "herejes" antes de enviarles a la hoguera. Bueno, tampoco hay que irse tan atrás en el tiempo. En el siglo pasado a los "disidentes" se les enviaba al gulag en la URSS o al campo de concentración en la Alemania nazi.

    Saludos

    PD: La entrada dedicada al CIB y la microbiología española está desconfigurada y se leen los códigos HTML

  6. El mensaje de Rafacordobe es lo más demagógico que he leído en mucho tiempo. Me da pena por él y no tengo ningún miedo al Apocalipsis con el que nos amenaza.

  7. Hablan de superstición… Los supersticiosos.
    Es que me parto de risa, vamos.
    ¿Acaso es mentira la deforestación mundial, es mentira el número de invasiones biológicas provocadas adrede o por imprudencias criminales, es mentira que está habiendo fenómenos atmosféricos extremos donde NUNCA habían ocurrido, es mentira que si no se consume el CO2 en la fotosíntesis no se recupera todo ese oxígeno, es mentira que el CO2 es un gas de efcto invernadero COMO DemUESTRAN SUS APLICACIONES DE LABORATORIO, etéteea…
    ¿Y tú hablas de superstición…?
    Eso sí que es fé (yo soy ateo), y no lo de los beatos más beatos . . .

    Ah, y con respecto al «apocalipsis», mirad algo sobre el permafrost, los lagos helados dle norte de Europa y Asia, la fermentación y el aumento de temperaturas en extinciones maivas del pasado geológico, todas MILES DE VECES MÁS LENTA QUE ÉSTA en la que estamos metidos…
    Ah, y otra cosa aún peor: mirad los fervients negacionistas (SÍ, NEGACIONISTAS, en tal medida como lo son en otro tema distinto los negacionistas del holocausto fascista en Alemania), sobre la «estrategia del shock» del sistema para devolvernos poco menos que a la Edad Media.

  8. P. D.: Demagógico es despreciar los datos objetivos que presenta otro para presentarse como adalid de la verdad absoluta.
    Primero niega con argumentos razonados y demostración y luego desprecias: eso es una actuación racional y decente, y no simplemente negar sin dar alternativa.

Deja un comentario