¿Cómo es esta aventura de la ciencia? Hace siglos se preguntaban algunos, ¿Cómo se mueven los astros? ¿Cómo cae una piedra?

 

Hoy nos preguntamos algunos ¿Cómo funciona la sociedad? ¿Cómo se organiza un líquido? ¿Cómo podemos pensar?  ¿Cómo es así que no se caen los aviones, cómo vuelan las golondrinas, las águilas? ¿Vuelan todos de la misma manera? ¿Que son los sentimientos? … y  más y más y más y más, hasta preguntarnos por todo lo que ocurre en la vida, por lo que vemos y lo que no vemos.

 

Las explicaciones científicas son racionales y razonables, pero sobre todo son explicaciones abiertas, nunca finales, nunca inmutables, son etapas en un camino infinito que nos lleva a ampliar el conocimiento, sabiendo que nunca lo podemos abarcar todo. Y son explicaciones eficientes, que permiten controlar la naturaleza y permiten conseguir aumentar la riqueza material de la humanidad al tiempo que aumentamos la riqueza intelectual, la sabiduría.

 

Imaginemos que nos intriga el funcionamiento del cerebro. ¿Cómo enfocamos el problema? Podemos pensar que en el interior del cuerpo, del cerebro, hay un alma que funciona independiente del cuerpo, pero, ¿Cómo se comunica con él, cómo siente dolor y placer?

 

Imaginemos por otro lado que la conciencia del ser humano deriva de las memorias eléctricas en las redes neuronales  de cada persona. ¿Cómo? ¿De qué habla? ¿Qué es esto de memoria eléctrica? ¿Qué es esto de electricidad? ¿Qué son las redes?

 

No hay respuesta rápida para esto. No hay definición inmediata e indiscutible a modo de los dogmas de las innumerables iglesias que en el mundo son. Pero podemos avanzar lentamente.

 

El problema de la mente es uno de los más antiguos sobre los que se ha interesado la humanidad. ¿Cómo es así que podemos pensar, que tenemos conciencia? Puesto que parece difícil que esto ocurra desde dentro de nosotros, muchos supusieron y suponen que la conciencia debe ser algo externo, introducido en nuestro cuerpo en el momento de la concepción, cuando aun no somos más que dos células empezando a dividirse.

 

Y sin embargo el problema no es tan difícil. La electricidad se descubrió cuando empezaba la ciencia, y se avanzó en ella como avanza la ciencia: A base de dudas, preguntas y experimentos. Al mismo tiempo se desarrollaron las lentes y los microscopios, los tintes y los productos químicos, y simultáneamente se empezó a describir el cuerpo humano hasta sus menores detalles. Poco a poco se ensamblaron todos esos descubrimientos.

 

El cuerpo está formado por células que comunican unas con otras por medio de substancias químicas: La idea es similar a la que, a un nivel mucho más alto, el nivel social en el que cada uno de nosotros  somos células, intercambiamos productos químicos (comida) para comunicarnos. Pues bien cada vez que tocamos algo, cada vez que olemos algo, que gustamos algo, que vemos y oímos, una substancia química común y abundante, muy corriente, el potasio, entra en una de las células de nuestros dedos, de nuestra nariz, de nuestra lengua, de la retina de los ojos y del caracol de los oídos. Puesto que no es normal que haya tanto potasio dentro de la célula, la diferencia de cargas eléctricas entre el punto donde ha entrado el potasio y puntos adyacentes de aquellas células produce una diferencia de potencial eléctrico.

 

Esto del potencial es algo tan sencillo como el subir una pelota por una carretera lisa en la ladera de una colina: Cuando llegamos arriba y dejamos caer la bola, ésta rueda con ánimo hasta abajo. La colina tiene potencial para hacer caer la bola. Las células en las que entra y sale potasio, que, por cierto, se denominan neuronas,  adquieren potencial para mover cargas eléctricas a lo largo de sus “axones”, largos tentáculos que salen de sus cuerpos. Cuando ese potencial eléctrico se propaga a lo largo del axón va abriendo poros por donde de nuevo entra potasio que de nuevo genera potencial eléctrico que ……  La señal eléctrica, que es siempre la misma, y que es una señal binaria, todo/nada, 1/0 , se propaga a alta velocidad por la red de neuronas acopladas del cuerpo. El ser humano tiene más o menos mil millones de neuronas y al menos unos billones de conexiones neuronales. Imaginemos una red de pesca tridimensional, imaginemos un árbol enorme con las ramitas tocándose unas a otras. ¿Cuantas conexiones entre ramitas podemos pensar que hay en el árbol? ¿Cien mil?, ¿Un millón? ¿Qué quiere decir un billón de conexiones?

 

Pues bien, hay un centro de control de todas esas conexiones, y lo llamamos cerebro en los animales superiores, o ganglios en los animales más primitivos. Imaginemos que vemos una bella escultura de una bella mujer o de un guapo muchacho (¿La Venus de Milo, el David de Miguel Ángel?) Las corrientes neuronales indican las formas que estamos viendo, el color de las estatuas, lo que las rodea, la gente con quien estamos, si hay algún olor especial en aquel momento, si escuchamos una bella melodía o un ruido desagradable. Todo eso son corrientes conectadas que acaban circulando por una serie concreta de axones de neuronas. Si la impresión de la estatua, de la melodía, del olor o de lo que nos rodea es suficientemente fuerte las conexiones neuronales se hacen fijas, de manera que se genera una memoria. Cada vez que el resto de neuronas recibe estímulos de esa memoria particular, el cerebro, es decir,  cada uno de nosotros, ve, huele, siente, oye de nuevo aquello que ocurrió. El conjunto de todas las memorias, las corrientes constantes yendo de un lado a otro del cerebro configuran lo que somos, nuestra personalidad, nuestro yo.

 

Hay aun muchos, muchísimos detalles sobre este esquema que describe nuestros pensamientos, pero esos detalles pueden irse consiguiendo poco a poco, con más o menos trabajo, pero siempre dudando de lo que sabemos, y buscando nuevas respuestas mediante experimentos continuados. ¿Dónde están las memorias? ¿En un sitio concreto? ¿Repartidas por todo el cerebro? ¿Son lo mismo las memorias del placer y del dolor?  Etc. etc. etc.

 

Todo eso lo podemos buscar, lo puede buscar cada lector de este ensayo. Cojan otra red, una red similar, la Web de Internet. En ella pueden empezar a encontrar respuestas a estas preguntas. Pregunten y aprendan, experimenten. ¿Pueden ustedes recordar a voluntad lo que hicieron ayer, minuto a minuto? ¿Lo que hicieron hace un año? ¿Lo que vieron en aquel viaje? ¿Su primer beso? ¿Una película de terror? ¿La muerte de un ser querido?

 

Seguro que sí, basta con intentarlo. Al principio los recuerdos son débiles y fragmentarios. Con entrenamiento veremos que podemos recordad toda nuestra vida, hasta los olores y los sabores de lo que hemos comido, los libros leídos, los paisajes vistos, las melodías escuchadas. Experimenten. 

 

El proceso es científico: Es un proceso continuado, acumulativo, en el cual vamos aprendiendo poco a poco y lo que aprendemos concuerda casi siempre con la realidad. Españoles, americanos, indios y chinos podemos entender ese esquema todos por igual.

 

Comparemos este esquema de aprendizaje con la seguridad que ofrecen los dogmas. En unas culturas la conciencia (o el alma) es algo externo que habita el cuerpo y que pasa de unos animales a otros según los cuerpos van muriendo. En otras el alma sube a un cielo sin característica alguna, una situación difusa donde el “alma” es “feliz” sin saberse cómo. En otras culturas el “alma” va al cielo y ese “alma” o conciencia disfruta de huríes, por ejemplo. 

 

¿Qué elegimos? ¿Cómo saber si algo de eso es cierto? ¿Cómo aprende el alma? ¿Cómo se van incorporando memorias?  ¿Cómo saber si una cultura es más correcta que otra? ¿Podemos dudar, hacernos preguntas, experimentar para responderlas?

 

No parece posible mediante ese esquema.

 

¿Elegimos el camino de la ciencia?

 

Mañana, más.

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4 comentarios

  1. me pareció sencillamentente espectacular, gracias por ayudarnos en este proceso del auto-conocimiento. edgar

  2. pooloo,bhjyytmyfjyygjjwyys,hhg

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  3. HOLA QIERO SABER UN POCO MAS SOBRE EL CALIENTAMIEN GLOBAL ¿SE PODRA DESCONGELAR ALGUN DIA?

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