¿Una ola de ludismo en América Latina? – Debate de la Revista CTS

Por Ana María Vara, PhD. Centro de Estudios de Historia de la Ciencia José Babini (UNSAM)

Oposición a los transgénicos, a los biocombustiles, a la producciónde pasta de papel, a la tecnología nuclear, a los tendidos eléctricos,a los gasoductos, a la minería… América Latina estalla en conflictos devariable intensidad y alcance, que tienen como blanco emprendimientoscientífico-tecnológicos de magnitud que involucran grandes inversionesy movilizan un amplio espectro de expertises. ¿Estamos ante una ola deludismo en la región? Corresponde hacer algunas aclaraciones sobre lanoción de “ludismo”, término que se ha convertido en un calificativoque ridiculiza a quienes se oponen a las nuevas tecnologías y augura suderrota inevitable, apoyándose en una argumentación implícita quesupone que las mismas están vinculadas al “progreso” y sonintrínsecamente racionales, buenas e imparables. Sin embargo, nisiquiera en relación con el movimiento donde se origina el nombre puedehablarse de un rechazo a la novedad por sí misma, sino a su impactoradical en el mercado laboral, a los medios de vida de sectoresorganizados, que tomaron conciencia y fueron capaces de responder. Esemovimiento mostró que la incorporación de nuevas tecnologías puedecontestarse, que las trayectorias no son lineales y obligatorias, quela regulación puede moderar su impacto—aunque no haya terminado asípara los seguidores de King Ludd (Randall, 1995).

Elsiglo XX deja en evidencia que otros resultados pueden alcanzarse. Lanoción de “controversia tecnológica” fue introducida en los tempranossetenta—es decir, los inicios del ambientalismo—para dar cuenta deprocesos sociales en que actores no expertos cuestionaron y afectaroncon sus acciones públicas la decisión de actores expertos en relacióncon la construcción de instalaciones, la incorporación de tecnologíasque implican riesgos de salud o ambientales, la aplicación denormativas técnicas que suponen avanzar sobre valores tradicionales osobre la libertad de elección de los ciudadanos. En estos casos,típicamente, hay actores que promueven el proyecto y actores que loadministran, y la controversia se suscita debido a las diferentesperspectivas sobre el problema. Mientras que quienes desarrollan unproyecto persiguen un objetivo específico y “trabajan en términos de uncálculo de eficiencia que sólo incorpora costos que pueden sercuantificados”, quienes pueden ver alteradas sus vidas definen loscostos “de manera que incluyan los impactos sociales y ambientales”(Nelkin, 1974: 3).

Son en realidad pocos loscasos en que el conocimiento experto estuvo sólo del lado de lospromotores: un ejemplo temprano es el rechazo a la instalación de unacentral nuclear sobre el lago Cayuga, en el estado de Nueva York, en elque científicos de Cornell encabezaron la oposición (Nelkin, 1971).Para comprender la complejidad de estos fenómenos puede ser reveladorconsiderar el caso de una de las tecnologías más resistidas en AméricaLatina, tanto por lo sostenido en el tiempo como por la amplitud ycoordinación de la oposición: los cultivos transgénicos. Hemosanalizado algunos aspectos que están en la base de la oposición a estatecnología en el mundo: la alta percepción de riesgo vinculada con lospoderes del ADN, en el marco de la “sociedad del riesgo” que describeUlrich Beck; la desigual distribución de riesgos y beneficios entreconsumidores y productores en los transgénicos de primera generación;el desarrollo de esta tecnología por transnacionales, en tiempos en quese promueve y defiende con pasión el patentamiento de los desarrolloscientífico-tecnológicos incluso cuando se originan en el sistemaacadémico (Vara 2003).

Estos elementos estánpresentes en las controversias nacionales en la región, y se agreganotros: el enfrentamiento entre pequeños y grandes productores, con elantecedente de los latifundios y las siempre pendientes reformasagrarias; el avance sobre tierras de ocupación consuetudinaria,terrenos fiscales y aún reservas naturales; la persistencia deestructuras socio-económico-políticas cuasi feudales; la debilidad delos gobiernos periféricos frente a las transnacionales; la precariedadde los sistemas científicos locales, poco preparados para lidiar concuestiones de propiedad intelectual; las inequidades del comerciointernacional, en particular los subsidios agrícolas de los paísescentrales (Vara, 2005).

Todo esto, en el contextode una creciente demanda de commodities agrícolas, tanto por el aumentodel consumo por parte de países en crecimiento—notablemente, China eIndia—como por la promoción de los biocombustibles en los paísescentrales, entre otras causas. Panorama que aumenta las presiones paraincrementar la producción en busca de crecientes ganancias, exacerbandolas tensiones vinculadas a estas dinámicas.

Dehecho, una de las raíces del persistente enfrentamiento entre sectoresrurales y el gobierno argentino puede atribuirse a la disputa por larenta extraordinaria originada en la tormenta perfecta que hizo que sedispararan los precios de los alimentos a comienzos de 2008 (Barsky yDávila, 2008: 115-131). Como consecuencia, la sojatransgénica—metonimia de las transformaciones vinculadas con estatecnología—está en el centro de un proceso de estigmatización. Secomprende, entonces, que la oposición a los transgénicos tiene materiaprima con qué constituirse. La “construcción de la amenaza” y larespuesta a la misma, sin embargo, es un proceso social que requieretambién de los “recursos”, los “marcos interpretativos” y las“oportunidades políticas”, entre otros, según prevén las teorías sobrepolítica contenciosa y movimientos sociales (McAdam, et al 2007).

Ciertamente,puede decirse que América Latina está pasando por un ciclo de protestapost-noventa del que participan, de distintos modos, incluso variosgobiernos nacionales de la región, que se presentan como de centroizquierda y hasta asumen la reivindicación de sectores tradicionalmentepostergados, como los pueblos originarios, como es el caso de EvoMorales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador (Saint-Upéry, 2008).

Otroaspecto característico es la circulación en la región de un marcointerpretativo de larga data, que vincula la explotación de losrecursos naturales con la explotación de poblaciones vulnerables, porparte de actores extranjeros aliados con socios locales, que hemos dadoen llamar contra-discurso neocolonial de los recursos naturales. Setrata de un “master frame” fuertemente anti-imperialista, que reaparecede manera insistente vinculado a movimientos de protesta e insurgencia,y que dialoga con los discursos ambientalistas (Vara, 2009).

Estosson algunos de los elementos regionales que permiten comprender lasincronía de fenómenos que tienen una fuerte raíz local, pero quesurgen como respuesta a pulsos globales. La creciente demanda derecursos naturales no se limita a los alimentos, ni a los commoditiesagrícolas, entre los que cabe incluir insumos industriales como lamadera—clave en la producción de papel (Vara, 2007). Este aspecto puedeampliarse a los minerales, en sus múltiples usos. Particularmenteinteresantes son los vinculados a la reconversión tecnológica impulsadapor la búsqueda de nuevas tecnologías energéticas que sustituyan a loscombustibles fósiles, porque está asociada al ambientalismo, dejando enevidencia que, en esto también, el eje Norte-Sur marca diferencias.Comentaremos dos últimos ejemplos para cerrar esta pieza. Los planes dereapertura de minas de uranio en la Argentina han suscitado lainmediata reacción de comunidades de Mendoza y Chubut, en tiempos de unregreso global a la tecnología nuclear. Todavía más reveladora es ladiscusión pública que se está dando en Bolivia en torno a laexplotación del litio, un mineral imprescindible para las bateríasrecargables—de las notebooks al millón de autos eléctricos que BarackObama quiere en circulación para 2015 en Estados Unidos. En consonanciacon la nacionalización de los hidrocarburos, el gobierno bolivianopromueve que el litio sea explotado por empresas locales. Es unadecisión de impacto, dado que ese país tiene, según el GeologicalSurvey norteamericano, la mitad de las reservas mundiales. “El anteriormodo imperialista de explotación de nuestros recursos no se repetiránunca más en Bolivia”, declaró un funcionario de la agencia estatalComibol al New York Times—que puso la nota en tapa—a comienzos de esteaño (Romero, 2008).

En síntesis, como en lahistoria de los ludistas originales, en los recientes casos deresistencia a las tecnologías en América Latina hay mucha más políticade la que quiere admitirse. En ese marco, las inequidades derivadas desituación periférica de la región, que se repiten a veces al interiorde la misma y hasta al interior de los países, es una cuestión clavepara comprenderlos.

Losinvitamos a sumar sus opiniones a este debate. ¿Cree que hay en laregión resistencia a ciertas tecnologías en particular? ¿Qué casos leparecen reveladores? ¿Qué papel deben jugar los gobiernos nacionales,provinciales y municipales en estas controversias? ¿Los científicos delsistema público? ¿La sociedad civil? ¿Cuál es la situación de lasminorías étnicas frente a estas problemáticas?

Bibliografía

Barsky, Osvaldo y Mabel Dávila (2008). La rebelión del campo. Historia del conflicto agrario argentino. Buenos Aires, Editorial Sudamericana.
McAdam, Doug, Sydney Tarrow y Charles Tilly (2007). “Comparativeperspectives on contentious politics”, en Mark Lichbach y AlanZuckerman (eds.), Comparative Politics: Rationality, Culture, and Structure: Advancing Theory in Comparative Politics. Cambridge, Cambridge University Press.
Nelkin, Dorothy (1971). Nuclear Power and its Critics. The Cayuga Lake Controversy. Ithaca, Cornell University Press.
Nelkin, Dorothy (1974). Jetport: the Boston Airport Controversy. New Brunswick, NJ, Transaction Books.
Randall, Adrian (1995). “Reinterpreting ‘Luddism’: resistance to newtechnology in the British Industrial Revolution”, en Martin Bauer (ed),Resistance to New Technology. Nuclear Power, Information Technology and Biotechnology. Cambridge, Cambridge University Press, pp. 57-80.
Romero, Simón (2009). “In Bolivia, untapped bounty meets nationalism”, The New York Times, 3 de febrero. Disponible en: http://www.nytimes.com/2009/02/03/world/americas/03lithium.html.
Saint-Upéry, Marc (2008). El sueño de Bolivar. El desafío de las izquierdas sudamericanas. Barcelona, Paidós.
Vara, Ana María (2003). “Transgénicos: elementos para entender unapolémica”, año 2, n° 3, diciembre. Disponible en: http://www.quimicaviva.qb.fcen.uba.ar/qviva/qviva23.html.

Compartir:

Deja un comentario