El físico escocés James Clerk Maxwell, nacido en Edimburgo en 1831, es mundialmente conocido por haber sido quien formula la teoría electromagnética, que unificaba los fenómenos eléctricos y magnéticos.

Pero sus contribuciones a la ciencia han sido de las más numerosas en toda la historia de la física. Se le considera el padre de la Automática, de la Mecánica Estadística entre su magna obra científica. Pero menos conocido es el papel que jugó en el desarrollo de la moderma teoría del caos.

De uno de sus escritos:Does the progress of Physical Science tend to give any advantage to theopinion of Necessity (or Determinism) over that of the Contingency ofEvents and the Freedom of the Will? de una conferencia dada en Cambridge, el 11 de febrero de 1873 son las siguientes extractos que muestran hasta que punto James Clerk Maxwell era conocedor de lo que hoy llamamos dependencia sensible a las condiciones inciales, que es la huella del caos en un sistema físico.

 …Mucha luz puede lanzarse en algunas de estas cuestiones consideranso la estabilidad y la inestabilidad. Cuando el estado de las cosas es tal que una variación infinitamente pequeña del estado presente altera solo una cantidad inifinitamente pequeña el estado del futuro, la condiición del sistema, esté en reposo o en movimiento, se dice estable; pero cuando una variación infinitamente pequeña del estado presente aporta una diferencia finita en el estado del sistema en un tiempo finito, la condición del sistema se dice inestable. Es claro que la existencia de condiciones inestables hace imposible la predicción de futuros eventos, si nuestro conocimiento del estado presente es solo aproximado y no exacto.

Si, por tanto, esos cultivadores de la ciencia física de los cuales el publico inteligente deduce su concepción del físico, y cuyo estilo se reconoce marcando con un sello científico las doctrinas que promulgan, son llevados buscando el arcano de la ciencia al estudio de las singularidades y de las inestabilidades, mejor que de las continuidades y las estabilidades de las cosas, entonces la promoción del conocimiento natural podría tender a cambiar el prejuicio en favor del determinismo que parece surgir de asumir que la ciencia física del futuro sea una mera imagen magnificada de la del pasado.

Miguel A. F. Sanjuán

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