En un momento de gran libertad resulta que tenemos un pez reprimido. Un pez sin sexo. Hace poco hablamos de como algunas especies son capaces de reproducirse sin machos. Lo mismo sucede con la Poecilia formosa que nos vuelve a mostrar como lo que importa son las hembras.

La especie Poecilia formosa ha sobrevivido durante 70.000 años sin reproducirse sexualmente. emplea ‘trucos’ genéticos de supervivencia para evitar su extinción. Los expertos creen que la especie ha logrado sobrevivir aproximadamente 70.000 años gracias a que interactúa con machos de otras especies para desencadenar el proceso de reproducción.

Debido a que todas las especies ginogenéticas son hembras, la activación de sus óvulos requiere el apareamiento con machos de especies cercanas pero sin hacer uso del esperma, por lo que éstos no contribuyen con ningún material genético.

La especie no ha desaparecido gracias a ‘trucos’ genéticos de supervivencia que las han ayudado a mantenerse entre nosotros. Una teoría es que la especie utiliza un poco de ADN de los machos para provocar la reproducción y ‘renovar’ su acervo genético.

En las más de 25.000 especies identificadas de peces se dan todas las formas posibles de reproducción conocidas en vertebrados: gonocorismo o bisexualidad (presencia de dos sexos separados), hermafroditismo (ambos sexos en un mismo individuo) y unisexualidad. Las especies unisexuales se reproducen por ginogénesis, un tipo de partenogénesis, y son muy poco frecuentes. De hecho, se conocen sólo unas 10 especies. A veces para conseguir una población solo de hembras, se utiliza un método que  consiste en irradiar los espermatozoides que fecundan el oocito e inician el proceso de división celular pero no contribuyen con su ADN.

La especie Poecilia formosa, se usa en acuarios y se encuentra principalmente en el sur de Estados Unidos, México y parte de Colombia. Es prima del Guppy (Poecilia reticulata) un pez ovovivíparo de agua dulce muy empleado en el mundo de la acuariofilia ya que su cría no ofrece grandes dificultades y se reproduce con muchísima facilidad y abundancia.

Está claro. Aquí , aunque los machos se empeñen en lo contrario, lo que importa es la hembra.

Ya lo decían en Ice Age cuando se pierde la última hembra del pájaro Dodo: ¡¡¡ahí va nuestra última hembra, nuestra esperanza de evolución!!!

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