Música y Mar

Como elemento de la naturaleza que es, el mar ejerce una presencia poderosa en las artes incluyendo la música. No está de más que entre tantas malas noticias que cada día recibimos, intentemos encontrar un momento para disfrutar de las cosas que nos ofrece gratuitamente la vida.


Claude-Achille Debussy fue la figura más relevante dentro del movimiento impresionista en el ámbito musical (aunque él odiaba esta consideración porque no le gustaban las etiquetas), y es considerado el más importante compositor de principios del siglo XX. Su música, inspirada en el movimiento pictórico de la época, suena como las pinceladas sueltas que vistas dentro del conjunto resultan una espléndida y magnífica figura.  Octubre de 1903, al regreso de unas vacaciones en Bichain, donde, lejos del océano, esbozó la obra sinfónica «El Mar», Debussy encontró a quien había de ser su compañera para el resto de sus días: Emma Bardac, una dama de la burguesía, casada con un rico banquero. Una vez obtenido el divorcio, ambos contrajeron matrimonio y tuvieron una hija, en 1905.

“El mar” es posiblemente la pieza orquestal más importante de Claude Debussy, a la vez que la mas representativa del impresionismo musical. En el primer movimiento, “Del alba al mediodía en el mar”, pretende describir las mutaciones que van experimentándose a lo largo del día, como si el autor estuviera sumergido dentro de él. En el segundo movimiento, “Juego de las olas”, las aguas despiertan poco a poco, con un murmullo creciente que acabará en un potente rugido. Concluyendo la obra con el “Diálogo entre el viento y el mar”, en donde el océano se torna amenazador y nos declara que es eterno frente a nuestra existencia que, para él, solo representa un instante.

Para Debussy, era suficientemente «musical» como para merecerse ser imitado con notas musicales y así secciones de La Mer imitan los movimientos de las olas: las notas musicales y sus ritmos vienen a ser un símil del mar (y, por tanto, algo parecido ocurre, por ejemplo, con el segundo movimiento de la sexta sinfonía de Beethoven). No es que la música sea el sonido del mar o del agua, es simplemente similar.

Escucha El mar de Debussy.

Según la tradición, el Holandés Errante o el Holandés Volador (The Flying Dutchman) es un barco fantasma que no puede volver a puerto, condenado a vagar para siempre por los océanos del mundo. El velero es siempre oteado en la distancia, a veces resplandeciendo con una luz fantasmal. Si otro barco lo saluda, su tripulación tratará de hacer llegar sus mensajes a tierra, a personas muertas siglos atrás.
Wagner la concibió tras un accidentado viaje por el Báltico rumbo a Inglaterra; y está basada en la leyenda de un capitán que, por una apuesta, había salido de puerto el día de Viernes Santo mal que le pesara a Dios. Su actitud blasfema es castigada con su muerte y la de toda la tripulación, así como con la desaparición del buque, que reaparece en el cabo de Buena Esperanza, avistándose, siempre que hay tormenta, con su capitán al timón intentando sin éxito gobernar la nave, hasta el día del Juicio Final. Desde que se inicia la representación, la mayor parte de la acción transcurre sobre las aguas del mar, siempre presente a través de las canciones de los marineros, los bailes que evocan el bamboleo en la cubierta, y en el lenguaje de los intérpretes; hasta que en el último acto el barco fantasma es tragado por un enorme remolino, y el espíritu del holandés errante surge de los restos del naufragio, elevándose a lo alto del escenario.

Escucha El holandés Errante de Wagner.

Uno de los miles de casos de la compleja vida sentimental del marino, que busca una “novia en cada puerto” para percibir algo del calor del hogar lejano, es el eje sobre el que gira la ópera “Madame Butterfly” de Puccini.

La trama transcurre en Nagasaki, a finales del siglo XIX o principios del XX. Mientras está destinado a bordo del navío USS Abraham Lincoln en Nagasaki, F. B. Pinkerton, un oficial de la marina estadounidense, y Cio-Cio-San, joven geisha japonesa llamada Butterfly (mariposa), se enamoran y se casan. Cuando él tiene que regresar a los Estados Unidos ella le espera durante tres años, aunque familia y amigos le digan que él no regresará. En ese tiempo ella cría sola a su hijo, el cual nació después de que Pinkerton se fuera. Al acabar los tres años, Pinkerton finalmente regresa, y con él su nueva y legitima esposa norteamericana Kate. Vienen a recoger al niño para criarlo en los Estados Unidos, es entonces cuando se produce una catástrofe…

Escucha Madame Butterfly de Puccini.

Otras piezas acuáticas aunque no marinas son la Música Acuática de Haendel y la de Telemann. Haendel compuso su “Música Acuática” para acompañar por el Támesis a Jorge I, sus invitados iban en barcazas descubiertas en las que subieron por el Támesis hasta Chelsea. El monarca iba en su barcaza, acompañado de cincuenta músicos que repitieron la pieza hasta tres veces. Telemann compuso su Wassermusick por encargo de las autoridades de Hamburgo con el fin de celebrar el centenario del Almirantazgo de la ciudad. Telemann pretende describir el agua a través de escenas y personajes mitológicos asociados con dicho elemento.

Escucha la Música Acuática de Haendel.

El mar fue siempre fuente de inspiración para Mendelsson. “Las Hébridas” surgió tras un viaje a Escocia, en el que se inspiró para una obertura marina que puede considerarse una sinfonía en miniatura.

Escucha Las Hébridas de Mendelsson

No todo van a ser cambios globales, medusas y contaminación.

Para un mayor detalle os recomiendo este interesante artículo del que he tomado algunas cosas.

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6 comentarios

  1. Quisieraa que me dijerais el nombre de una cancion que imitara al sonido del mar, del oceano o algo parecido, muchas gracias (para contactat conmigo agregarme al correo electronico)

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