Pasteur fue uno de los más grandes microbiólogos. A veces se le considera con Koch el fundador de la microbiología. Su trabajo, impulsado por un tesón excepcional, estuvo coronado por éxitos memorables, pero no debe hacernos olvidar el principio fundamental de la Biología: Para la vida no hay leyes, porque la vida es catálogo de excepciones a todas las leyes. Su carrera científica sirvió para establecer las bases de la microbiología y su voluntad hizo cambiar la manera de ver el mundo. Ahora bien,……una personalidad tan compleja dotada de una voluntad tan poderosa se explica mal en estos tiempos. La genética y la psicología aportan soluciones triviales que harían semejantes a Pasteur y a cualquiera de sus contemporáneos. Si no implicasen elementos hoy rechazadas de plano por la ciencia, algunas explicaciones antiguas podrían ofrecer visiones más completas. Por ejemplo, en Las elegías del Duino, Rainer María Rilke nos ofrece unas frases que pueden contribuir a ilustrar el problema:
Cuando me dispongo a esperar ante el escenario de marionetas, no, más bien a mirarlo plenamente,
Un ángel tiene que aparecer allí como jugador
Que levante de un golpe los cuerpos de los títeres para poder al fin equilibrar mi mirada.
Ángel y muñeca; entonces, por fin hay espectáculo.
Luego se reúne lo que constantemente
dividimos por el hecho de existir. Y recién entonces surge,
desde nuestras estaciones del año, el contorno
de toda la transformación. Por encima y más allá
es el ángel el que juega.
Surge así, inaudito, el esbozo de una explicación poética basada en los ángeles. Y es que cabe que la vida de Pasteur, su voluntad, se podrían explicar mejor en términos de la poesía o la filosofía medieval que en términos de la genética o del psicoanálisis. Si, aunque sólo por una vez, se nos permitiese considerar que detrás de cada niño hay un ángel, si cupiese la mínima posibilidad, aún siendo remota, de considerar que detrás de una voluntad excepcional como la de Louis Pasteur ha de haber un ángel, entonces y sólo entonces podríamos investigar acerca de ese ángel y encontrarlo en otros lugares.