El espíritu romántico, a veces calificado como panteísta, otras plenamente católico es, a menudo, firmemente religioso. Reconoce la incapacidad del hombre para comprender el mundo, del que es una parte inseparable y la respuesta a este reconocimiento no es una actitud de frustración ni de indiferencia o arrogancia; sino que, por el contrario es una actitud de compromiso, humilde, fuertemente idealista y, a menudo, religiosa. Hay ejemplos conmovedores del espíritu romántico, algunos bien actuales. Por ejemplo, se cuenta de un general español, que cuando iba a ser fusilado, escribió a su mujer diciendo: Muero, pero como mueren los héroes.

El poeta Jean Paul expresa la religiosidad del romanticismo de una manera vigorosa cuando escribe:

Del mismo modo, me horroriza el venenoso miasma que sale al encuentro del corazón que, por primera vez, se aventura en el edificio teórico del ateísmo. La negación de la inmortalidad me produce menos daño que la de la divinidad: En el primer caso, no pierdo más que un mundo cubierto de nieblas; en el segundo, pierdo el mundo real, el sol que lo ilumina; la mano del ateismo despedaza el entero universo espiritual…..Nadie está tan solo en el Todo como el que niega a Dios: habiendo perdido al Padre supremo se aflige, huérfano su corazón, junto al inconmensurable cadáver de la naturaleza….

Con esta aflición pretendo también atemorizar a algunos magistri que enseñan o han seguido cursos en la Universidad, porque hoy esas personas, desde que han ido a trabajar a jornal, como forzados, en el sistema hidráulico y la entibación de las minas de la filosofía crítica, examinan en verdad la existencia de Dios con tanta sangre fría y dureza de corazón como si se tratase de la de un monstruo marino o la del unicornio.

Y a los que no están tan avanzados como un doctorando que explaye su propia doctrina, sólo quiero hacer observar que de la fe en el ateismo puede también inferirse, sin contradicción la fe en la inmoralidad; de hecho, la misma necesidad que en esta vida arrojó el cáliz de una flor y bajo un sol la luminosa gota de rocío de mi yo, puede precisamente repetirse por segunda vez: es más, esta segunda vez puede encarnarse en mí más fácilmente que la primera.

Párrafos llenos de sentimiento y también de conocimiento histórico que se relacionan directamente con este otro, más reciente, de María Zambrano:

Una cultura depende de la calidad de sus dioses, de la configuración que lo divino haya tomado frente al hombre, de la relación declarada y de la encubierta, de todo lo que permite se haga en su nombre y, aún más, de la contienda posible entre el hombre, su adorador, y esa realidad; de la exigencia y de la gracia que el alma humana a través de la imagen divina se otorga a sí misma.

Bibliografía

Jean Paul. Alba del Nihilismo. Ediciones Istmo. Madrid. 2005.

María Zambrano. El Hombre y lo Divino. Ediciones Siruela. Madrid. 1991.

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4 comentarios

  1. Creo,mi querido amigo, que el siglo XVI fue demasiado renacentista,como demasiado clásico el XVII.El XVIII demasiado racional.El XIX demasiado descriptivo, el XX demasiado visual.El otro día leí un libro de antropología muy interesante en donde se dice que la especie humana ya he llegado al último eslabón de su evolución.Que ya se ha finalizado nuestro ciclo.El XXi es demasiado pesimista.

    Un fuerte abraozo.

  2. En respuesta a Fco. Machuca, debo decirle que no comparto su análisis simplista y fatalista. Los estereotipos de renacentista, clásico, racional, etc son como etiquetas que los libros de historia de bachillerato han venido poniendo durante años como recurso casi diríamos memorístico para los niños. Todos sabemos que los grandes cambios y revoluciones vividos en presente no se perciben así.

    Volviendo al Romanticismo, para mí, su espíritu es el de Novalis, Tieck, Schleirmaher y todos aquellos que en un cierto momento de la historia fueron capaces de poner a la Fantasía y a la denomidada Edad de Oro en el lugar que con dignidad le correspondía en la esfera del pensamiento pero también de la fe.

    Por cierto, como muy bien cita D. Emilio, Jean Paul en el párrafo segundo habla de las personas que trabajan "en el sistema hidráulico y la entibación de las minas de la filosofía crítica". Nadie mejor que Novalis, un ingeniero de minas y poeta para conocer esas profundidades.

  3. Gracias a ambos por sus comentarios. Calvinus, aunque el análisis de Francisco Machuca es efectivamente un poco simplista y está basado en estereotipos como los de los libros, eso será porque algo de cierto contiene.

    Novalis volverá a aparecer por aquí. Es grato encontrar que los autores románticos tienen hoy cierto interés. Espero que vaya aumentando como se merecen,….

  4. Ahora que se empieza a sentir el frío, añoro despertar una mañana sin que suene el despertador. Bajar al salón y disfrutar de aquella canción que escuchaba cuando no había que ir a trabajar Deseo que vuelva esa melodía a mis mañanas de invierno en pijama. Aquellas que pasaba tirado en el sofá y que comenzaban por…

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