Los alimentos “Bióticos”…

El otro día me puse a leer algo en una revista acerca de los beneficios del yogurt, y llegué a la conclusión (aparte de que el yogurt está muy bueno), de que en la actualidad se emplean con mucha frecuencia palabras relacionadas con la alimentación cuyo significado desconocemos en la mayoría de los casos…

 

 

Empecé a leer palabras tales como prebióticos, probiótico, simbióticos…y sí, todo eso me sonaba a “cosas sanas” que se deben de comer…pero ¿hasta qué punto nos bombardean con palabras “interesantes” que nos hacen creer obligatoriamente “sanas”, y no tenemos mucha idea de a lo que se refieren? Deberíamos de saber realmente qué significado tienen estas palabras, y por qué lo recomiendan. Según la Real Academia de la Lengua Española 

  • Prebiótico: Lo anterior a la existencia de la vida en la Tierra.
  • Simbiótico: Perteneciente o relativo a la simbiosis, definiendo ésta como la asociación de individuos de diferentes especies, en la cual los simbiontes (dichos individuos) sacan provecho de la vida en común.
  • Probiótico: No aparece en el diccionario. 

Estas definiciones tampoco nos aclaran qué significan estas palabras en referencia a la nutrición; por lo que es mejor recurrir a ámbitos científicos y de investigación para definir estos conceptos.

 

Se define probiótico como todo organismo vivo que ingerido en cierta cantidad puede proporcionar efectos beneficiosos para el organismo.

 

Los alimentos prebióticos son aquellos que contienen sustancias no digeribles que estimulan selectivamente el crecimiento de ciertas bacterias de la flora intestinal favoreciendo diversas funciones del organismo. 

 

Y los simbióticos resultan de la unión de productos prebióticos y probióticos, siendo los prebióticos casi siempre carbohidratos como la inulina y la oligofructosa.

 

Estas palabras y conceptos no son tan novedosos como nosotros nos pensamos, el término “probiótico” surgió en 1974, en oposición al término “antibiótico”, pero ya anteriormente hubo científicos que estudiaron los efectos beneficiosos de algunas bacterias de la flora intestinal, como Metchnikoff a principios del siglo XX.

 

En 1908, Elías Metchnikoff, observó que en Bulgaria había un número elevado de personas que vivían más de 100 años (¡y hablamos de principios del siglo pasado!), y encontró que esa gente tomaba mucho yogurt preparado de forma casera; y con esto creyó haber encontrado en los microbios de la leche ácida la solución al problema del envejecimiento. Ese mismo año, Metchnikoff recibía el premio Nobel, no por su investigación del yogurt, sino por sus trabajos sobre la fagocitosis.

Numerosos han sido los estudios que se han hecho desde entonces sobre probióticos y simbióticos; atendiendo a algunos de los más recientes podemos deducir que los alimentos que contienen pro y simbióticos presentan aplicaciones farmacéuticas importantes, más allá de los beneficios nutricionales.

 

El uso de estos alimentos ha sido estudiado en varias enfermedades digestivas, entre ellas las que presentan alteración en el equilibrio de la flora gastrointestinal. Su indicación se ha basado en que pueden modificar la composición de la microflora y actuar contra los patógenos entéricos. Sin embargo, se desconocen los mecanismos exactos de acción en humanos. Se han propuesto varios, como la síntesis de sustancias antimicrobianas, la competencia por nutrientes requeridos para el crecimiento de los patógenos, la competencia inhibitoria en la adhesión de patógenos, modificación de toxinas o receptores de estas…

 

También, otros estudios han mostrado que los alimentos prebióticos y simbióticos modifican la respuesta inmune específica y no específica, incrementando el número de linfocitos circulantes, estimulando la fagocitosis y la secreción de interleuquinas, aumentando el rol defensivo de la mucosa y la protección contra el daño estructural y funcional secundario a patógenos enterovirulentos.

 

Todo esto tiende a fomentar en la industria alimentaria la creación de alimentos funcionales, enriquecidos con prebióticos y simbióticos, pero además de ello, la farmacéutica ha elaborado productos que tiene un alto contenido, tales como “Ultralevadura”, “Lactofilus”, “Infloran”…

 

Aunque los resultados del uso de probióticos, prebióticos y simbióticos como elementos terapéuticos son alentadores, son necesarios aún más estudios comparativos para establecer las dosis óptimas y la duración del tratamiento en las diferentes situaciones de cada persona, su edad, su sexo, estado nutricional… por lo que se recomienda una dieta sana y equilibrada, con alguno de estos alimentos, pero no basada única y plenamente en ellos.

Ana María Veses

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11 comentarios

  1. Muchas gracias Ana María por su artículo. Me agradó mucho la forma tan sencilla y entretenida de abordar un tema actual como es el de los alimentos llamados "Funcionales". Si tiene artículos relacionados con éste tema que pudieran interesarme, le agradecería mucho, los compartiera conmigo.

    De nuevo, felicitaciones.

  2. Hola
    pues a quien le interese algo de este tema, podeís mirar los resumenes del IX Congreso de la Sociedad Española de Nutrición. ( http://scielo.isciii.es/scielo), que están incluidos en la Revista Nutrición Hospitalara (Nutr. Hosp. vol.18 no.5 Madrid Sept.-Oct), y allí se tocan estos temas.

  3. <a href="http://www.zonae.tk&quot; target="_blank">

    Esto me ha ayudado mucho.. gracias por la información en el momento no se encuentran muchos temas sobre los alimentos Probioticos y con esto me doy una idea de lo que es 😀 Gracias..

    </a>

  4. me encato el tema a un cido una nina me gusto ispero aprendermas

  5. bueno me parese muy importante pero qisiera saber cuales son los alimentos de cada bioticos pero la informacion esta muy interesante

  6. pss yo deseo saber mejor
    o ver fotos de los factores
    bioticos y abioticos

  7. estimada ana maría,
    su comentario, que pone de manifiesto la complejidad, mareante hasta la extenuación, de las cosas más elementales y simples; como el hecho de alimentarse. Está escrito por una persona a mí me parecer competente, a juzgar por el lenguaje que emplea. Yo no creo que sus conocimientos del tema provengan de consultar el diccionario ante cualquier palabra "técnica": alteración de equilibrios, patógenos entéricos, competencia por nutrientes, respuesta inmune específica, secrección de interleuquinas, inulinas, linfocitos circulantes…términos completamente excluidos del vocabulario corriente-y probablemente de la comprensiión-de la mayoría de la gente. Sin embargo se ha puesto de moda incluir esta jerga "científica" en la publicidad de muchos alimentos, lo cual me parece una impostura. Cuando la ciencia se sale de los laboratorios sufre una extraña mutación hacia la ciencia ficción. El marchamo "bio" es el equivalente en nutrición al cliché "el pez grande se come al chico" en la teoría de la evolución. Su artículo en cambio arroja un poco de luz sobre la especificidad del tema. Muy interesante.

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